Capitulo 16

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— Iba a usar eso para mis misiones — explicó en un siseo bajo que aparentaba calma, mientras se pasaba una mano por el pelo, frustrada — Es que, carajo... ¿Por qué tienes que arruinarlo todo? ¿No entiendes que no quiero tener nada que ver contigo? No me interesa si te quedas esperandome hasta la madrugada, ni cuando son tus celos, ni mucho menos me importa si eres mi destinado — dijo, aumentando su furia al ver que el rubio solo se le quedaba viendo en silencio —¡Largo!, ¡No quiero volver a verte por aquí a menos que yo te indique lo contrario! — exclamó la alfa con su voz de mando, dejando salir toda su ira.

— Pero...No tengo otro lugar a donde ir — respondió el rubio con un poco de duda sobre si debería de contestarle a su alfa, encogido en su sitio.

— Ese no es mi problema, solo vete — ordenó la alfa de nuevo.

No quedandole de otra, salió de la finca hacía el jardín, con la esperanza de que cuando Kotoha llegará por la noche le dejará entrar a la casa.

Habían pasado horas desde que la alfa le había corrido y comenzaba a arrepentirse de no haber tomado antes un haori al sentir como la temperatura de la noche comenzaba a disminuir.

Empezó a sobarse los brazos, tratando de entrar en calor, mientras escuchaba como su estomago rugía en protesta por no haber tan siquiera desayunado.

Levantó la vista, justo cuando su sensible olfato captó el agradable aroma a cítricos de la alfa ojiesmeralda.

— ¿Y bien?, ¿Qué hiciste ahora? — preguntó Kotoha acostumbrada a la situación, soltando un gran suspiro de cansancio y con los brazos en jarra.

Estuvo buscando a su omega por casi 30 años, pensando que la espera valdría la pena, pero de haber sabido que le tocaría "esto", hubiera preferido no tener destinado, ella sola con Inosuke estaba muy bien, lo único que Douma le había traído eran problemas.

A veces le daba ternura por su estupidez, pero ya comenzaba a fastidiarle, se le hacía cada vez más cansado tratar con el.

— He roto unos fracos de glicinias por accidente — contestó el rubio desanimado y triste por haber hecho enojar a su alfa.

— No puede ser, con razón esta molesta contigo — comentó la alfa en un tono incrédulo — Ni modo, ¿Qué se le va hacer? —  respondió con simpleza y sin ningún interés, dispuesta a marcharse.

—¡Espera! — exclamó Douma, tomandola de forma apresurada por el brazo antes de que entrara a la finca, notando dolido como la mayor le apartaba la mano de un manotazo, como si el tuviera alguna clase de enfermedad sin cura y muy contagiosa.

No te atrevas a tocarme sin mi permiso — ordenó con voz de mando, ofendida por la aparente falta de respeto, le asqueba su toque por completo, más aún al saber que antes estuvo con otro alfa común y corriente, ¿Acaso no pudo esperarla por más tiempo?, ¿No pensó que su alfa destinado podría avergonzarse de el al saber su pasado? — ¿Qué quieres ahora? — preguntó en un tono seco.

— Yo...quería pedirte que me dejarás entrar, hace mucho frio aquí afuera y hoy en la mañana no he tenido tiempo de desayunar— pidió el omega, encogido en su lugar, aún sintiendose amedrentado por el reciente uso de la voz de mando.

— No puedo hacer eso, si es un castigo que ella te dio, entonces ella te lo tiene que quitar, es una falta de respeto que un alfa se meta en los castigos que otro alfa le pone a su omega — le explicó con obviedad — ¿Acaso quieres iniciar una discusión entre las dos?

—¡No es eso! Es solo que ni siquiera me alimentaste correctamente durante mi celo, llevo ya algunos días sin comer — contestó rápidamente, sin ninguna mala intención de su parte.

Omega PrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora