Capitulo 11

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Entró a la mansión soltando un suspiro de alivio, para después quitarse el velo y arrojarlo por algún lugar de la casa, a la vez que se tumbaba en el suelo, sonriendo con satisfacción al sentir como sus músculos se relajaban después del día agotador que había tenido.

Frunció el ceño con desagrado al oír los pasos pesados de sus alfas aproximarse por la entrada.

— Creo que sería buena idea dejar algunas reglas en claro a partir de ahora — comentó Giyu en un tono serio, con los brazos cruzados.

— Me parece muy bien — opinó Tanjiro con una sonrisa, sentandose en su lugar — No quiero que me toquen sin mi consentimiento, tampoco quiero que me prohíban salir a visitar a mis amigos, ni a ningún otro lugar, mucho menos quiero que...— empezó a decir el pelirrojo, mientras enumeraba con los dedos, para después ser interrumpido por varios gruñidos, causando que su lobo interno se encogiera en su lugar.

— Son regalas para ti, no para nosotros — le gruñó Tengen, haciendo enojar al menor.

— ¿Y qué voy a ganar yo con eso? — preguntó con los brazos cruzados.

— ¿De qué hablas? — preguntó la alfa pelirosa, luciendo casi ofendida.

— ¡No digas estupideces! Son reglas que te están poniendo tus alfas, tienes que obedecerlas sin cuestionar, ni esperar nada a cambio — le reprendió Kyojuro en un gruñido, causando la indignación del omega.

— Si quieren que ponga de mi parte, ustedes también tienen que poner de su lado — le gruñó de vuelta, ignorando a su omega interno que se removía en su interior por contestar de esa forma a su alfa.

— ¡A nosotros no nos gruñas, omega!— le regañó Obanai, sosteniendo su glándula con fuerza, haciendo chillar al menor, quien se empezó a quejar para que le soltará.

— Suéltalo Iguro, solo se vio amenazado e intentó defenderse — justificó Sanemi, quién estaba sentado en el suelo detrás del pelirrojo, tomandolo de la cintura para cargarlo y sentarlo en su regazo, a la vez que empezaba a masajear su glándula con la intención de calmarlo.

— Lo estás malcriando de más — le reclamó Muichiro molesto — A este paso pensará que puede faltarnos el respeto y que se puede ir sin ninguna consecuencia.

— No puedo creer que diga esto, pero en estos momentos Shinazugawa es mi favorito — comentó el pelirrojo gustoso por las atenciones en su glándula, ya que su celo estaba próximo y sacando de quicio al alfa menor por haber sido ignorando — Tampoco cantes victoria, aún no olvido el hecho de que me sujetaste en la oficina de Shinobu en contra de mi voluntad, solo eres el menos peor — agregó con dureza al escuchar al mayor ronronear de gusto, recibiendo un asentimiento de su parte.

— Tampoco espero que lo olvides tan pronto — le contestó el peliblanco.

— Esta bien, nos parece justo, dejaremos que pongas tres reglas— habló Gyomei por todos, retomando el tema anterior y llamando la atención del menor quien le sonrió emocionado con los ojos brillantes, pues tampoco esperaba que aceptarán así de fácil.

— Bien, quiero que me dejen ver a mis amigos cuando quiera y que Nezuko se quede a dormir de vez en cuando.

Frunció el ceño con molestia al ver como sus rostros expresaban duda, sabiendo que una discusión se aproximaba.

Mmm...la ubicación de la casa es secreta, quizás puedas acompañarme a la finca mariposa de vez en cuando, para que puedas ver a tus amigos — comentó Shinobu, mientras se pasaba una mano por el pelo ante la mirada entrecerrada de Tanjiro.

— ¿Y estarás ahí todo el tiempo que este hablando con ellos para vigilarme y escuchar nuestras conversaciones? — preguntó exaltado, después de todo no le sorprendería que hicieran eso.

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