Capitulo 23

907 88 20
                                    

Soltó un quejido al sentir un fuerte golpe contra su espalda que no supo ni de dónde vino tomándolo por sorpresa, solo para ver el rostro del alfa encima suyo, quien estaba igual de sorprendido que el.

— ¿Que..? — balbuceó el mayor confundido para después cambiar de expresión a una de preocupación al ver la mueca adolorida del omega — ¿Estás bien? — preguntó, apartándose rapidamente y ayudando al pelirrojo a sentarse.

— Si, perdona, no quería despertarte — asintió el menor apenado, antes de ver como el rostro del azabache pasaba de la preocupación a la ira en un instante al haberse asegurado de que estaba bien.

— ¿Qué carajo estabas planeando? — gruñó molesto, apartándose del ojirojo, quien ahora estaba más confundido que antes, pues no entendía porque el más bajo se alteraba tanto.

— ¡Nada..solo quería que durmieras más cómodo! — se apresuró en explicar, al ver como Obanai se apartaba de su lado. Además de las feromonas a enojo en el ambiente podía notar un leve aroma a miedo y tristeza que no pasó por alto.

— ¿Quién te lo dijo? — cuestionó en un tono frío, mientras veía al pelirrojo con sospecha, sintiéndose completamente humillado.

— ¿Qué?...No sé de que me estás hablando — contestó, a la vez que se levantaba de su lugar para acercarse más al mayor, no le gustaba la distancia que había entre ambos.

— No te creo ni una palabra, seguramente tu también escuchaste los rumores — respondió en un siseo, avanzando a grandes zancadas hacía el menor, antes de sujetarlo bruscamente por las solapas del haori que traía puesto.

— ¡Te juro que no! No tengo idea de a que te refieres — exclamó, llevando ambas manos a las del contrario para intentar aflojar el agarre, cosa que el alfa notó y luciendo un poco avergonzado decidió soltarlo.

— ¿Lo escuchaste en la finca mariposa? ¿Fueron los Kakushis?— comenzó a cuestionar en un siseo bajo, mientras el pelirrojo negaba con la cabeza, lo que provocó más la ira del azabache — ¡Ay, por favor! No te hagas el idiota conmigo, sería estúpido de mi parte suponer que no sabes lo de las cicatrices — agregó Obanai en un tono sarcástico.

Parpadeó confundido ante las nuevas confesiones del mayor al comprender por fin lo que pasaba, ¿Así que eso era todo? Casi quiso abalanzarse sobre el mayor de la ira que sentía, pero sabía que no debía, esto era algo importante para el, así que le tocaba a él ser el más máduro entre los dos.

—¿No piensas decir nada? — volvió a cuestionar el alfa, sacándolo de sus pensamientos — ¡Bien! ¡Si tanto querías ver, aquí esta! — exclamó molesto por el silencio del omega, comenzando a quitarse las vendas de forma brusca para finalmente dejar al descubierto su rostro, el cual tenía dos grandes cortes en sus labios que llegaban hasta sus mejillas, por el color blanquecino de estas dedujo que eran muy viejas — ¿No sientes asco? — preguntó el más bajo de forma burlesca.

—¿Por qué sentiría asco cuando yo mismo tengo una cicatriz en el rostro? — preguntó de forma inocente, para sorpresa del mayor — ¿Acaso tu sientes asco por la mía y por eso piensas de esa manera?

— ¡No, por supuesto que no! Lo tuyo es diferente, tu eres hermoso de cualquier forma — explicó apresurado, causando una leve sonrisa en el ojirojo que apenas se notó.

— Bueno, pienso que también eres hermoso de cualquier forma, esto no cambia nada la forma en la que te veo— contestó Tanjiro en un tono tranquilo, transmitiéndole algo de paz al alfa.

— ¿No sientes ni siquiera un poco de lastima o miedo? — preguntó de forma dudosa, dejándose embriagar por las dulces feromonas del pelirrojo, recordando que si no era asco también lo veían con lastima o superioridad, al ver como el menor negaba con la cabeza volvió a hablar — No lo entiendo, pensé que huirías al primer instante, que me mirarías con lastima o algo así, es lo que todos hacen — murmuró para si mismo, recordando a aquel cazador de bajo rango que le miro con miedo o aquella alfa que conoció poco después de ingresar a la asociación  mirándole con superioridad al permitirle observar su rostro en un descuido.

Omega PrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora