Capitulo 12

1.8K 119 102
                                    

Se despertó con pereza ante los constantes toquidos en la puerta y parpadeó suavemente los ojos para acostumbrar su vista a los rayos del sol que entraban levemente por la ventana.

No durmió nada la noche anterior a pesar de que estaba cansado por el día tan agotador que había tenido.

Su lobo estaba ansioso por su próximo celo y no dejaba de removerse en su interior para que construyera un nido y aunque el en estos momentos estaba de acuerdo con su omega interno por la añoranza de un cómodo nido, tenía demasiada flojera en estos momentos como para ponerse a robar prendas de ropa a hurtadillas, más ahora que tenían un ojo sobre él todo el tiempo.

[...]

Acomodaba las almohadas y prendas que había tomado a escondidas para luego desacomodarlas y volverlas a organizar, tenía que hacer un nido perfecto, su celo estaba próximo y no había podido hacer uno con anterioridad y a algunos de sus destinados no les gustaba que tomará sus cosas para su nido.

Mucho menos si su olor se quedaría impreganado en las ropas por un buen tiempo.

También había tomado unas pocas prendas de Hikaru, Tatsumi y Hiroki, el aroma de sus cachorros era muy reconfortante, hacía pensar a su omega que los tenía a su lado, por lo qué lo tranquilizaba lo suficiente como para no ponerlo todo ansioso, aunque ya comenzaba a acostumbrarse a estar así.

Sus cachorros eran un encanto, eran mucho mejor de lo que llegó a pensar, aunque ninguno se parecía a él, solo Tatsumi tenía el color de sus ojos, aún así amaba mucho a los tres, eran preciosos, los tres ya tenían dos años y había tenido la oportunidad de conocerlos hacia un mes apenas.

Los había visto solo en dos ocasiones y en esta última visita que habían hecho el dia anterior, aprovechó que habían dejado sus haoris olvidados para ponerlos en su nido, después se los devolvería.

Salió de sus pensamientos al notar como alguien jalaba desde afuera de su nido una de las prendas de uniforme que había robado esa misma mañana.

— ¡Espere, no se la lleve! — gritó Tanjiro sujetando la prenda de ropa por el otro extremo, pensando que era una de las kakushis que ayudaba en la limpieza viniendo a desarmar su nido de nuevo con la excusa de que tenía un basurero en el cuarto.

Sacó la cabeza de entre el montón de sabanas, esperando encontrarse con la kakushi, pero no, se trataba de un alfa furioso, no supo ni siquiera en que momento este había entrado a la habitación que ahora empezaba a tener un olor muy rancio a causa del peliblanco.

— ¿Traes mierda en la cabeza o que te pasa? ¡Esto es lo que planeaba ponerme para el día de hoy! — le gritó Tengen, luciendo el torso desnudo y golpeandole la cabeza con el chaleco que ahora tenía en la mano, haciendo al menor encogerse en su lugar debido al golpe.

Estaba harto de que todas sus prendas desaparecieran, se había mudado hacía apenas unos días para atender el celo del omega, pero ni bien había llegado ya quería irse, extrañaba a sus esposas.

Salió de bañarse esa misma mañana para irse de misión y cuando planeaba ponerse su uniforme, que había dejado sobre la cama, se encontró con la sorpresa de que había sido robado de nuevo, solo dejandole los pantalones.

¡Lo siento! Pero es que lo necesitaba para...—  intentó explicar el pelirrojo antes de ser interrumpido.

—¿Qué pasó con las prendas que tomaste antes? — cuestionó el alfa, dispuesto a llevarse todas sus prendas, no le quedaba ningún cambio de ropa y todo por ese pequeño ladrón.

— La kakushi que me ayuda con la limpieza se las llevo todas, pero si tan solo pudieras darme una prendas más...— trató de pedir, aún sabiendo que era un caso perdido.

Omega PrimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora