Capitulo 20

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Abrió la puerta del laboratorio de forma ruidosa, sin antes tocar, causando un sobresalto sobre la alfa, quien estaba estudiando en esos momentos.

— Tanjiro...¿Qué sucede? — preguntó sorprendida por las feromonas de enojo que su omega soltaba, dejando su trabajo de lado, mientras trataba de recordar que había hecho esta vez para que el peliburdeos se enojara de esa manera.

— Hay que irnos — ordenó, confundiendo aún más a la pelimorada, quien se sentía tentada a darle una buena reprimenda por haber entrado así y más al darle ordenes, pero recordó que tenía que calmarse, no le daría el gusto de pelear de nuevo.

— Si me dices que está pasando tal vez pueda ayudarte en tu problema — dijo en un tono calmado, a la vez que cerraba su libro para apartarlo a un lado.

— No necesito que me ayudes, solo necesito hablar con Tengen — le reclamó, llamando la atención de la mayor.

— Esta bien, podemos regresar a la mansión, de todas formas he olvidado algo allá — respondió Shinobu soltando de sus feromonas y levantando las manos en señal de paz, como si estuviera tratando con un animal salvaje y le quisiera demostrar que no estaba en peligro, últimamente ya se le estaba haciendo costumbre esa acción.

Comenzó a guardar sus cosas, mientras el menor se adelantaba a la salida, desesperado por irse, volteó a ver hacía la puerta solo cuando sintió las feromonas de su hermana acercarse por el pasillo.

— ¿No crees que le estás dando demasiadas libertades? — preguntó la mayor, mientras señalaba el pasillo por el que el pelirrojo se había ido con un gesto de cabeza.

— No, es lo justo, actúa así porque está herido, así que es normal que siempre este a la defensiva — contestó la menor, terminando de guardar sus cosas.

— Pero aun así...el que permitas que te de órdenes y que te hable de esa manera, casi no te reconozco — respondió la azabache sorprendida, cerrando la puerta del laboratorio para que nadie más las escuchara.

— Estoy segura de que si Douma recordara todo, actuaría igual de arisco que Tanjiro y tú estarías en la misma posición que yo, yendo tras de el — comentó la pelimorada con una sonrisa divertida, para disgusto de la más alta.

— ¡Claro que no! Es decir, es cierto que lo estoy consintiendo de más, pero aún así yo soy la que lleva las riendas y toma todas las decisiones — se justificó, recordando con una sonrisa como el omega rubio en estos momentos ahora estaba durmiendo en la que era su antigua habitación, a pesar de que ese día quería quedarse en casa.

— ¿Y si el recordara todo, la forma en que lo echaste de casa, el cómo lo hiciste perder un bebe? ¿No te arrastrarías por él ni siquiera un poco? — cuestionó la más baja, mirándola con interés.

— Aunque eso pasara le seguiría dando el mismo trato que hasta ahora, no temo que me deje, después de todo no tiene otro lugar a donde ir, hasta su propia familia lo desprecia — comenzó a contar en un tono arrogante — Tampoco tiene posibilidades de ir por su cuenta, la última vez que lo intentó las cosas no terminaron muy bien, no recibiría trabajo, todos aquí sabemos que los omegas varones no sirven para otra cosa más que para abrír las piernas, un error de la naturaleza — terminó Kanae en un tono tranquilo, hojeando un libro con desinterés, para horror de Shinobu.

— Tu..no has cambiado nada, sigues siendo la misma de siempre — contestó, mirándola sorprendida.

— Le ofrezco un mejor trato, incluso ya lo trato como mi pareja destinada y lo amo, pero no por eso cambiare las enseñanzas que nuestro padre nos dejó.

— ¡Olvidas que nuestro hermano Senjuro también es omega! — le reclamó molesta, si Kyojuro se llegará a enterar...o su madre Ruka, estarían muy decepcionados.

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