No era consciente del altísimo impacto que podía llegar a causar Lara hasta aquella gala de los Oscar a la que asistió con Harry. Yo evitaba hacer peticiones expresas a mi prima, que bastante tenía ya con la turra que le daban miembros del equipo, patrocinadores, fans y otras gentes que se querían aprovechar de su visibilidad. Su familia tenía que ser un oasis para ella y Sevilla un lugar en el que sentirse como en casa, a salvo, sin necesidad de dejar de ser ella misma en favor del personaje que mostraba en los medios.
Pero tampoco podía obviar que los Oscar eran uno de los eventos culturales más importantes del año y no era frecuente que un sevillano o sevillana pisara esa alfombra roja. Jamás había mencionado a Lara hasta el momento en la revista, pero aquello no podía dejarlo pasar.
Cuando mi prima comunicó en nuestro grupo de WhatsApp todos los pormenores de su asistencia, contestando a las preguntas más aleatorias de Sole, le pedí, como quien no quiere la cosa:
—Pues a ver si me cuentas, que una sevillana en la gala de los Oscar es buen contenido para mi página.
—¡Claro! Te hago un vídeo allí y luego, cuando pase todo, te envío un audio y te cuento. O me llamas si quieres hacer algo más largo. Como quieras.
El mismo día del evento, Lara me envío un vídeo antes de pasar al interior del Dolby Theatre de Los Ángeles, en el que se la veía a ella misma sujetando el móvil. Decía:
"Hola, paisanos. Me alegra mucho que elijáis el Alameda Magazine para estar informados sobre temas culturales de nuestra ciudad. Os mando un abrazo desde la previa de la gala de los Oscar y os enseño un poquito de lo que se cuece por aquí".
Después giraba la cámara para hacer un barrido y captar lo que tenía a su alrededor. Al fondo se veían gentes del cine posando en la alfombra roja con una nube de fotógrafos enfrente, disparando sus flashes. Fuera de la visión de las cámaras, había pequeños grupos de personas charlando, entre ellos, varios actores y actrices muy cotizados. Yo solo reconocí a los top, pero Fredi me recitó todos los nombres. En el último plano aparecía su novio, de perfil y hablando con un tipo que luego Lara me dijo que era su representante. Mi prima volvió a girar la cámara en el último segundo para mandar un beso y terminar con su brillante sonrisa.
Lara también me envío un par de fotos exclusivas con Harry. Una de ellas era un plano general de los dos, mirándose y sonriendo mientras él la sujetaba por la cintura, y en la que se apreciaban tanto su química como sus atuendos. La otra era un plano medio corto en la que ambos miraban a cámara y tiraban un beso.
Hasta entonces, mi récord de visitas a un post del blog había estado en 12.372, y la media estaba muy por debajo de esa cifra. Aquel post, titulado con un aséptico "La sevillana Lara Martín asiste a la gala de los Oscar", sobrepasó las 150.000 visitas en solo un par de horas. Habrían sido más si el vídeo y las fotos no se hubieran viralizado en redes, pero yo casi me pensé eliminar el post cuando vi la cantidad de comentarios que debíamos revisar.
Muchos de ellos eran de sevillanos orgullosos de que una paisana estuviera en un evento como aquel, y no cualquiera, sino la mejor deportista del mundo. Otros muchísimos enviaban a la pareja bendiciones, pero también había bastantes criticando a alguno de los dos, sobre todo a ella: que si el maquillaje, que si el peinado, que si el outfit, que si necesitaba tonificar no sé qué parte del cuerpo, que si él hacía mejor pareja con Hanna Jordan... En los peores, que ni siquiera aprobé, la catalogaban de ridícula, hortera y otras lindezas.
Acostumbraba a tratar a Lara con la familiaridad de siempre, y a que ella no hubiera cambiado ni un ápice de su forma de ser con nosotros, pero aquello me hizo sentir vértigo. Yo no era más que la administradora y creadora de un blog local de contenidos culturales, no podía ni imaginarme lo que era tener la exposición de Lara. Agradecí a mi prima el detalle que tuvo con nosotros, claro, porque, además de las visitas, nos llovieron ofertas de contratos publicitarios.
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Las rosas de Abril
RomanceLara Martín sabe que su atractivo y su éxito en el tenis mundial siempre han despertado deseo. Ahora sospecha que ha acaparado el interés de una de las estrellas de Hollywood del momento, Harry Cross, aunque no desea hacerse ilusiones con él. Mientr...