El incidente con Óscar me hubiera dejado hecha una mierda durante meses si no hubiera sido por mis amigas. Bueno, yo lo llamaba "incidente", pero Sara, Patri, Ro y Sofi insistían en llamarlo "intento de violación". Mi amiga Sara incluso intentó convencerme para que lo denunciara ante la policía, pero me negué.
—Es cosa tuya, está claro, pero joder, estoy hasta el coño. Algunos tíos se creen que pueden hacer lo que les dé la gana con nosotras —repetía mi amiga.
Sara era administrativa, como yo. Nos conocimos durante el ciclo de FP que estudiamos juntas, y pronto nos hicimos amigas. Se la presenté a Lola y Sofi, además de a Patri y Ro, estas últimas amigas del instituto de Lola y Sofi respectivamente. Las seis salíamos juntas a menudo. Sara estaba estudiando Derecho por entonces y consiguió trabajo como administrativa en un bufete de abogados especializado en temas de género. Mi amiga se estaba formando mucho en feminismo y derechos de las mujeres, y fue ella quien me explicó conceptos básicos como que feminismo no es lo contrario de machismo.
—No, Sole, eso es un error —me dijo en cierta ocasión. —El feminismo busca la igualdad, mientras que el machismo quiere que el hombre continúe por encima. Te tienes que poner las gafas moradas ya.
Aquel verano me quedó más claro que nunca el concepto de "sororidad". En mis semanas de bajón por lo de Óscar, mis amigas venían a casa a diario. Pedíamos comida a domicilio, veíamos la televisión y, a veces, incluso se quedaban a dormir. Lola también. Ella permanecía en silencio cuando Sara y Sofi se ponían combativas, pero allí estaba, presente.
Ro se apuntó al gimnasio conmigo, aunque no le pillaba cerca ni mi horario le venía demasiado bien. Yo no había confesado que era un hipotético encuentro con Óscar lo que me impedía ir, y le echaba la culpa al calor del verano de Sevilla. Pero mis amigas sabían que hacía años que yo no faltaba al gimnasio un mínimo de tres veces a la semana, y Ro prefirió no insistir y tomar acción directamente.
—Tía, me he apuntado a tu gimnasio este mes, que me quiero poner fuerte como un limón. Como tú —me dijo.
—Pero tía, te pilla lejos.
—Bueno, da igual. Quiero probar, a ver.
Afortunadamente, nunca nos encontramos a Óscar en las salas de actividades dirigidas ni en las de máquinas, pero sí no los encontramos una noche de jueves de fiesta. Yo había empezado a salir poco a poco, a medida que iba recuperando la confianza. Al principio me limitaba a tomar cervezas por algún bar de Nervión, precisamente como aquella noche. Fue una de esas en las que no planeas quedarte hasta tarde, porque al día siguiente hay que trabajar, pero estábamos las seis, nos entonamos enseguida y decidimos ir a una terraza del Paseo de las Delicias. A mí se me dispararon las alertas, porque aquel sitio lo frecuentaban tipos con el perfil de Óscar, pero no lo dije. Sara y Ro tenían ganas de ir y, antes de que Lola pudiera negarse, estaban parando dos taxis en la puerta de bar.
Había una cola inmensa cuando llegamos, pese a tratarse de un jueves por la noche. Sofi, Lola y yo nos miramos sabiendo que aquel día no podríamos jugar la carta de Lara Martín, así que tuvimos que esperar. Los porteros se comportaban como auténticos gorilas, dejando pasar y echando a gente a discreción con el único criterio de las pintas. Eso nos mataba, especialmente a Sofi. Mi prima se estaba poniendo insoportable, dándonos la chapa sobre los prejuicios, la discriminación y toda la pesca, pero se quedó y esperó como las demás. Nos costó 40 minutos, pero a nada que llegamos hasta ellos, nos abrieron el cordón para pasar.
El sitio estaba abarrotado y tuvimos que abrirnos paso entre la gente para llegar hasta la barra a pedir. Estaba pensando en qué beber y mirando distraída a la gente cuando lo vi. Era Óscar. Estaba justo en el lado opuesto, hablando con un par de tíos, y yo me quedé lívida y comencé a hiperventilar. Lola se dio cuenta.

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Las rosas de Abril
عاطفيةLara Martín sabe que su atractivo y su éxito en el tenis mundial siempre han despertado deseo. Ahora sospecha que ha acaparado el interés de una de las estrellas de Hollywood del momento, Harry Cross, aunque no desea hacerse ilusiones con él. Mientr...