¡¿POR QUÉ APARECISTE?!

Capítulo 29

-Siento que mi hermano te golpeara... -mencioné sincera.

-Está bien, no es nada -respondió-. Ya casi desaparecen así que no te preocupes.

-Aún así -suspiré.

-Aún así... me lo merezco y lo sé, ¿por qué crees que le permití golpearme? -sonríe con un cierto atisbo de arrogancia.

Solté una leve risa y negué con la cabeza, vi como los morados en su rostro estaban desapareciendo y las cortadas se iban cerrando. Sin darme cuenta estiré mi mano hasta su mejilla, donde tenía un poco de sangre y la limpié suavemente. Él me miraba atento.

-Oye... ¿realmente no le ibas a dejar apartarme de ti? -pregunté.

Suelta una sonrisa torcida antes de sujetar delicadamente mi mano y llevarla hasta sus labios para depositar un tierno beso allí.

-Dime egoísta pero lucharía por tenerte a mi lado, y no por algún estupido beneficio de supervivencia. Te quiero conmigo, como mi luna.

Dejé escapar un suspiro profundo, mi corazón lo sentía acelerado y mi cuerpo erizado. Aparté la mirada sonrojada pero emocionada a la vez por sus palabras.
Decidí levantarme y acomodarme en el sofá, se supone estábamos viendo "Buscando a Nemo" pero en realidad no estábamos prestando atención a nada de eso. Ethan me ve atento y sin detenerme cuando pasé mi rodilla por sobre su regazo y me acomodé encima de él, sujeté sus manos y las acomodé en mi cintura. Apoyé las mías en sus hombros y lo miré atenta.

-¿Qué sientes por mí? -pregunté directa.

-¿Me crees si digo que... no lo sé?

-No.

-Entonces, ¿qué puedo decirte?

-La verdad.

Él inclina su cabeza hacia atrás suspirando, parecía tener una lucha interna y dudas con respecto a mi pregunta. O quizás no quería que pensara que mentía cuando me lo dijera.

-Mejor dicho... -llamé su atención-. ¿Qué sientes cuando estoy contigo?

-¿Qué siento? -asentí-. Pues siento que quiero estar contigo siempre, no de una forma distante, realmente quiero estar contigo.

-Eso ya lo sé -sonreí.

Me tomé el atrevimiento de acercarme más. Me incliné sobre él, rozando nuestros pechos, apoyando mis brazos en sus hombros y uniendo mis manos tras su nuca. Sentía sus manos apretando mi cintura con nerviosismo.

-Me refiero... a cómo te sientes -apoyé mi mano en su pecho, su corazón estaba latiendo como si acabara de correr un maratón-. ¿Qué ocurre en tu cabeza o con tu cuerpo cuando estoy así de cerca?

-¿A caso quieres torturarme? -murmura tragando grueso-. Mi cuerpo se siente tan atraído hacia ti que me es casi imposible controlarme contigo. Quiero tocarte, pero no me malinterpretes, no solo quiero desvestirte. Sino que también quiero abrazarte, besarte, sentir que somos uno, que me complementas por completo.

-¿Sientes que yo puedo ser la que te complemente? ¿Y esa tal Emma?

-Ella me importa un carajo. Pero tú... tú eres lo que he estado esperando. Tú siempre has sido, eres y serás mi verdadera Mate, a la que estuve destinado a encontrar desde el comienzo y a la que prefiero más que a nadie en este mundo.

Lo abracé apoyando mi cabeza en su hombro, pero fue más por instinto de que no viera mi rostro tan sonrojado. No sabía como más reaccionar, sus palabras me derretian porque las sentía tan honestas y cargadas de sentimiento. Solté una leve risa nerviosa antes de calmarme y volver a mirarnos.

-Si es así, entonces no debería de acercarme tanto -hice el amago de alejarme pero él aprisionó mi cintura y soltó un gruñido que erizó mi cuerpo de nuevo.

-Solo déjame... tenerte así un momento más. Me haces sentir tan bien que no quisiera soltarte por el momento.

-¿Por el momento? ¿O para siempre?

-Solo veo por lo que ahora es más probable.

-¿Y crees que no es probable tenerme contigo para siempre? -enarqué una ceja. Él me mira intensamente a los ojos.

-Creo que depende de ti, sea lo que sea que decidas... deberé aceptarlo.

-¿Aunque te diga que quiero alejarme de ti para siempre? -lo sentí aferrarse a mi cintura y hacer una mueca por la idea.

-Aunque digas eso...

Nos quedamos en silencio por bastante tiempo en el que ambos estábamos pensando, pero yo suspiré y me levanté hasta estar de pie frente a Ethan. Él me dejó ir aunque no quisiera y me miró un poco desanimado por lo que dije sobre irme.

-Es tarde y estoy cansada. Iré a dormir -comenté yendo hacia la escalera- ¿Tú no irás también?

-Tengo que revisar un par de cosas en la oficina. Iré más tarde -respondió tratando de sonreírme.

-Buen, no te quedes despierto hasta muy tarde. Te salen ojeras.

-No lo haré.

Subí las escaleras pero al final de estas me encontré con Deimos, quien estaba de brazos cruzados y recostado contra la pared.

-¿Ya lo has perdonado? -preguntó.

Volteé la mirada, pensando en cómo debería de estar Ethan ahora mismo, lo sentía un poco triste y desesperado por la idea de perderme.

-Digamos que le falta poco -respondí-. Es muy bueno con las palabras, ¿sabes?

-¿Y las acciones? Cualquiera puede decir algo y hacer todo lo contrario.

-Pues hasta ahora ha hecho lo que dijo. Siempre ha sido honesto y ha actuado acorde a lo que pensaba -comenté-. No me ha dado razones para no creer en él.

Deimos hace una mueca de desacuerdo pero no dice más. Se endereza y asiente antes de alejarse e ir a su habitación. Yo me asomé por las escaleras y vi a Ethan apoyando sus manos contra su rostro, como dije, se veía triste y desesperado. Se levantó del sofá, apagó la televisión y se fue suspirando hacia la oficina.

-Soy un idiota -lo escuché decir antes de desaparecer por los pasillos.

Quizás lo sea... pero ese idiota se está ganando mi perdón y cariño. Aunque ese último ya lo tenía sin darme cuenta.