Capítulo 50 || FINAL ||

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Con los años, la manada volvió a ser lo que era y sin el peligro de los vampiros atacando constantemente pudimos prosperar mucho más de lo que hubiéramos podido antes. La reconstrucción fue un éxito, Ethan y los demás se asombraron también al ver todo lo que hemos hecho en la parte del trabajo empresarial mientras ellos no estaban, que al final nos dejaron continuar haciéndolo. Desde entonces pude ayudar mucho más en la manada y Ethan podía tener hasta semanas de descanso ya que estábamos completamente al día con los papeles.

Pudimos tener citas y escapadas tranquilas entre ambos sin preocuparnos de cuando volver o qué encontraríamos al hacerlo, todo seguiría igual.

Pero... ahora mismo tenía que correr tan rápido como mis patas pudieran, pues estaba huyendo de nuevo.

Miré hacia atrás mientras respiraba agitadamente, solo que no había nadie. Me detuve y me volví a mi forma humana, prestando atención a todo a mi alrededor.

-¡Hm! -me sobresalté cuando un par de brazos me rodean por la cintura desde atrás hasta tener su respiración haciéndome cosquillas en mi oreja.

-Te tengo.

-Malditos genes de Alpha -bufé apartando un mechón de cabello de mi rostro.

-No culpes a los rangos. Tú te has distraído -respondió riendo.

-Sí, lo que digas. De igual forma me he cansado.

Jadeé mientras me echaba aire con la mano e iba a sentarme junto al río al que habíamos llegado. Recordé que este había sido el lugar donde Ethan me había atrapado cuando escapé por primera vez, también donde encontramos al cazador quien casi nos mata pero esos solo son detalles.

-Te has estado cansando mucho últimamente -comenta Ethan sentándose a mi lado.

-Pues... todo tiene una explicación, en realidad -sonreí de lado.

-¿Qué? ¿No tienes estado físico? -se buela.

-Pff -me levanté y me quité los zapatos para saltar a las rocas en el río-. No es eso.

-Ten cuidado, mi luna -dice él.

-Lo tengo, tranquilo.

Continué saltando, él me mira con precaución y yo decidí jugar un poco. Fingí resbalarme y cuando estaba por golpearme él ya me había atrapado.

-Te lo he dicho.

-Fue apropósito -rodé los ojos mientras me levantaba.

-Lo que digas.

-Es en serio. Sabía que ibas a atraparme o sino jamás pondría en riesgo a mi bebé.

-Pues eso fue algo irresponsa... ¿Qué? -me mira confundido.

Sonreí ampliamente y apoyé mis manos sobre mi vientre, parecía tan atónito que no era capaz de pronunciar palabra alguna. Hasta que pudo reaccionar y me sujetó por la cintura hasta cargarme y hacerme girar como en las películas románticas.

-No puedo creerlo, mi luna -me abraza emocionado-. Me haces el más feliz del mundo.

-Pues créelo, la doctora dijo que tengo tres semanas.

-No puedo esperar a tenerlo con nosotros.

-Apenas te has enterado de su existencia ¿y ya quieres que nazca? ¿No te interesa saber qué es primero?

-Por supuesto que no. Sea niño o niña, eso es lo de menos. Ya solo quiero abrazar a nuestro cachorro.

Fue una buena respuesta, lo hubiera matado y me dijera que quería un género en específico, da igual las razones. Abracé que Ethan alegre y aliviada de tenerlo conmigo. Recuerdo cuando antes preguntaba molesta a la luna por qué me lo había dado como Mate, rogándole que me dejara o que me matara para ya no estar con él... me alegra de que no fuera así. Me alegra de que él fuera mi Mate y que no me haya dejado ir.

-Oye, vamos a casa... quiero descansar un poco -mencioné.

Ethan asintió como respuesta antes de cargarme en brazo por sorpresa y apelar que es por el bebé. Rodé los ojos pero en realidad no me importó demasiado, me abracé a él y aspiré su aroma tan embriagante que me hizo sentir la necesidad de dormir en sus brazos.

-¿Qué nombre dices que le pongamos? -pregunté adormilada.

-Tenemos mucho tiempo para pensar en eso.

-Tienes razón.

Bostecé cubriendo mi boca con mis manos y me acomodé en los brazos de Ethan, quien me acercó y besó mi frente antes de murmurar un "descansa mi luna" y ser lo último que había escuchado llegando a la manada. Luego solo pude percibir la suavidad de nuestra cama y mi pijama. Pero al final fue él, abrazándome, lo que me fascinó más que me hizo querer sentirlo más cerca. Me apegué a su cuerpo y decidí disfrutar de su cercanía, ahora que teníamos todo el tiempo del mundo para estar juntos.

Fin

¡¿POR QUÉ APARECISTE?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora