Capítulo 38

2.4K 192 1
                                    

Narra omnisciente

—El clan no permite este tipo de comportamientos, por lo que hemos decidido que el mejor castigo para ti es el exilio.

La voz imponente del jefe del clan hace asustar y desesperar aún más a la joven dragón, a quien acusan de un gran delito.

—P..Pero... Señor, yo no eh sido, lo juro —se defiende la joven.

—Las pruebas son irrefutables. No intentes engañarnos, no conseguirás nada. Ahora vete, antes de que tu castigo se vuelva más severo.

Ella solloza pero se levanta del suelo y sale corriendo hasta estar fuera, todas las miradas acusatorias, de desprecio y vergüenza... no pudo soportarlo más. Ella se transforma y se va volando, alejándose del único lugar el cual conoce.
Voló día y noche sin descanso hasta que sus lágrimas se habían terminado. Estaba tan cansada y con un gran dolor de cabeza y corazón que ya no pudo mantener el vuelo y cayó. Quizás fue suerte o la Diosa Luna finalmente fue piadosa con ella que le hizo caer frente a una cueva junto a un estanque.

Bebió el agua de aquel estanque para recuperar fuerzas y se metió en la cueva para resguardarse. Se enroscó en sí misma, cubriéndose con sus alas y lloró de nuevo. No podía evitarlo, cada vez que recordaba a su clan lloraba sin descanso. Hasta que cayó inconsciente.

Narra Aarón

—Ve al Este, yo iré al Sur —me ordena Zack en nuestras patrullas.

—Enseguida.

Ambos nos separamos para ir hacia donde nos correspondía. Vigulábamos los límites y un poco más a las afueras para asegurarnos de que no aparezcan enemigos. Olfateé y escuché todo lo que podría ser sospechoso, revisé cada punto y salí de los territorios para asegurar. Todo estaba despejado, así que podría regresar. Estaba por hacerlo pero una ráfaga de viento golpea mi hocico, aspiré el aroma con fuerza al percibir el olor del césped y vainilla...

"Mate..."

Corrí al instante en dirección a ese aroma tan dulce y embriagante. Lo sentía cada vez más fuerte hasta que finalmente me topé con una cueva de donde emanaba ese aroma. Me adentre con cautela, pero grande fue mi sorpresa al ver a un gran dragón de escamas negras allí, el aroma provenía de ella...

Tal parece que ha sentido mi presencia, porque levantó la cabeza y me miro tan repentinamente que parecía ser que la había asustado. Se levantó enseguida a la defensiva pero al instante me reconoció como su Mate, se quedó pasmada en su lugar. Yo me acerqué con cuidado.

—No te asustes... No voy a hacerte daño —dije con voz calmada.

—¿Quién eres?

Casi me desmayaba allí mismo, su voz es como un coro de ángeles que traían paz y calma a mis oídos. Era tan melodiosa como una canción de las que te hacen dormir y soñar que vuelas.

—Me llamo Aarón Keller —me acerqué un poco más— ¿Y tú? ¿Cómo te llamas?

—Soy... Trish, Trish Drach.

—Es un placer Trish.

Ella se me queda mirando luego de acariciar su nombre con mis labios, era tan hermoso como ella misma. Finalmente bajó la cabeza para que pudiera acercarse a mí, me froté por ella con una sonrisa y sin poder evitar que mi cola lobuna se agitara. Ella pareció sonreír, aunque era una sonrisa desanimada.

—¿Qué ocurre, Trish? ¿Por qué estás sola por aquí?

Su sonrisa se borra y parece sentir las ganas de llorar. Ella aparta la mirada pero no se aleja.

¡¿POR QUÉ APARECISTE?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora