¡¿POR QUÉ APARECISTE?!

Capítulo 40

Pronto, la ropa terminó en algún punto de la habitación, sin importar en dónde. Volví a ver el gran miembro de mi Alpha y el deseo de tenerlo me invadió por completo, ahora siendo consciente de lo que quiero en realidad. Deslice mi mano por su torso, admirando su musculatura y bajando hasta su V. Ethan gruñe de satisfacción cuando acaricié su miembro y lo sujeté, empecé a masturbarlo consiguiendo que soltara gemidos roncos y perfectos.

-Thalía...

Mi cuerpo se eriza y mis pezones se endurecen más, además de sentir como mi intimidad palpitaba del deseo. Ethan se agacha para nuevamente alcanzar mis labios pero deciende a mis senos, lame y succiona mis pezonez hasta hacerme jadear. Deciende aún más y llega a mi intimidad, donde al sentir su lengua me arqueé y gemí apretando las almohadas bajo mi cabeza.

-¡A..Ah!

Estimuló mi clítoris con sus dedos mientras embestía mi interior con su lengua, moviendola dentro y lubricando el lugar. Antes de que pudiera terminar en su boca, él se apartó y buscó algo en su mesa de noche. Al ver lo que tenía en mano sabía que no habría vuelta atrás, abrió el condón y se lo colocó con urgencia.
Instintivamente abrí más mis piernas para él, haciéndolo sonreír.

-Dime si quieres que pare.

Se coloca sobre mí, sujeta su miembro y presiona la punta en mi entrada. Cerré los ojos y lo sentí entrar lentamente, me arqueé y gemí por ello.

-Oh Diosa...

Se deslizaba tan bien en mi interior que no hubo molestia alguna. Encajamos a la perfección, nada se comparaba al placer que Ethan me provocaba. Me aferré a sus hombros y sin darme cuenta, rasguñé su espalda. Él seguía entrando, como si nunca se acabara. Y cuando finalmente sentía mi interior completo, él embistió con fuerza, acabando de meter su miembro y golpeando el fondo de mi interior.

-¡Mhg! ¡E..Ethan! -solté queriendo regañarlo por ello pero no podía.

-¿Estás bien? -pregunta con una sonrisa.

-Ah... Sí.

Me dejó respirar un poco antes de empezar a moverse. Joder, se sentía tan bien... Lo apreté con mis piernas para que fuera más profundo, su boca buscó la mía y me besó mientras me embestía.

-¡Mhm! ¡Ah!

Cada vez fue más rápido, golpeando mi interior con fuerza. Me sentía plena. No pude aguantar mucho más y volví a correrme mientras él continuaba, mantuvo su ritmo sin dejar de besarme hasta que sentí como llenaba el condón en mi interior. Jadeamos con cansancio, él salió de mí para tirar el condón y yo me senté. Se me quedó mirando cuando extendí mi cuerpo hacia el cajón de su mesita y saqué otro paquete.

-Ethan, quiero que nos quedemos aquí hasta que dejes atrás el miedo de tocarme. Y no solo de esta forma, sino también fuera de la habitación.

-Hasta ahora he creído que volverías a odiar que me acercara a ti... -admite-. Cuando intentaba tocarte y tú te alejabas... no sabes cuánto me dolía y ni siquiera me daba cuenta.

-Eso ya no pasará, porque ahora es distinto.

Me acerqué a él y me coloqué encima, me tomó por la cintura y yo besé sus labios con más intensidad.

-Ahora lo único que quiero es que me toques cuanto quieras. Deja tus huellas en mi piel, márcame.

-¿No te estás precipitando? -pregunta él.

-Sé lo que quiero, ya he esperado mucho por tener la marca de mi Mate, ya no quiero esperar más.

Acaricia mi cabello hasta apartarlo de mi cuello, el cual incliné para darle mejor acceso. Besa mi piel y roza sus colmillos hasta clavarlos allí. Solté un quejido por el dolor que pronto fue remplazado por más placer. Al mirarnos a los ojos pude apreciar el cambio de color en los suyos. Fue mi turno de acercarme a su cuello pero antes de hacer lo mismo, me acerqué a su oreja, jadeando junto a esta.

-Mi Alpha... Es a mí a quien perteneces ahora.

-Siempre lo he hecho, mi luna.

Sonreí ante su respuesta y clavé mis colmillos en su cuello. Él gruñó leve mientras apretaba mi cintura con ambas manos, volví a sentir mi cuerpo ardiendo y mi intimidad palpitando. Nuevamente lo necesitaba en mí. Me bajé de encima para agacharme y besar su miembro unas cuantas veces antes de meterlo en mi boca. Abrí el condón y se lo puse yo misma, volví a colocarme sobre él mientras besaba su cuello y acomodaba su miembro en mi entrada.
Me ayudó a hacerlo y sin aguantar mucho más me sujetó y bajó mis caderas hasta hacerme arquear por volver a sentirlo completamente adentro.

Sonreí sin aliento, apartó mi cabello de mi rostro y buscó mis labios una vez más. Comencé a moverme con su ayuda, me aferraba a sus hombros para hacerlo y él apretaba mi trasero con ambas manos. Sentía que acarició mi segunda entrada, metiendo un dedo allí mientras su otra mano se deslizaba hacia el frente y acariciaba mi clitoris. Metió dos dedos en mí mientras su miembro me embestía y yo saltaba. Era tan extraño pero tan placentero a la vez, no quería que se detuviera.