Capítulo 45

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Una vez recordé que hundirse en algo ayuda a dejar de pensar en lo que uno debe de olvidar. Para algunos es el vicio, puede ser alcohol, drogas, sexo, etcétera. Otros prefieren algún hobbie, música, arte o trabajo. Yo elegí este último al ser lo segundo que más necesitaba la manada.

-Lorraine, ¿tienes el informe de las ventas que te pedí? -pregunté.

-Aquí está, luna.

-Gracias.

Al irse los líderes el trabajo de informes y cuentas de la manada había quedado olvidado, gracias a Ivonne lo hemos retomado y dirigido como deberíamos. Nos ha ayudado, hemos dejado de pensar en la guerra y en nuestros Mates todo el tiempo, solo para ayudar en algo más a la manada. No causar colapsos emocionales en los guerreros o civiles, que ya se han calmado finalmente. Cada viernes a lunes organizamos la celebración espiritual para dejar de lado la negatividad y aligerar la carga emocional en los guerreros. Aunque ahora se ha vuelto un hábito después de unos cuantos meses...

-¿Qué hay con los suministros? -pregunté.

-Tengo la lista y precios aquí -informa Trish dejando una carpeta junto a mí.

-Bien. Gracias, Trish.

-No hay de qué, luna.

Ambas me sonríen antes de volver a sus computadoras y yo a la mía. Estaba cargando las últimas cuentas del día, no me tardé tanto como las últimas veces, solo media hora más y finalmente había terminado. Me empujé hacia atrás con la silla para estirarme y bostezar, observé la hora y luego la ventana.

-Vayan a dormir, ya es muy tarde.

-Sí... el tiempo pasa volando al estar con la mente ocupada -Lorraine se levanta de su silla.

-Tienes razón, me gustaría dar un vuelo nocturno. Estirar las alas me vendría genial -se truena el cuello Trish.

-Solo recuerda no ir demasiado lejos y volver temprano para descansar bien. Recuerden que mañana tenemos una reunión importante.

-Jamás creí que nos haríamos cargo como los chicos... -menciona Lorraine-. Deben de agotarse mucho haciendo esto todos los días y luego teniendo tiempo para nosotras.

Bajé la mirada recordando todas las veces en las que Ethan despertaba en su escritorio porque yo no sabía el esfuerzo que hacía con esto y lo arrastraba conmigo.

-Es verdad...

Las tres nos despedimos en la puerta principal. Cada quien agarró su auto y se fue mientras que yo entraba de nuevo en casa y cerraba todo. Ya no había nadie aquí, los empleados se habían ido a casa temprano así que estaba todo muy silencioso. Subí las escaleras y llegué a la habitación, el aroma de Ethan poco a poco se desvanecía de la mayor parte... Fui hasta el armario y saqué una de sus remeras, me la puse como pijama y me acosté para dormir.

No tardé mucho en quedar dormida pero no lo había notado. Comencé a sentir unas caricias en mi cabello que me hicieron abrir los ojos de golpe.

-Ethan... -lo miré asombrada.

-Mi luna... -me sonríe con tanta ternura.

Me lancé a abrazarlo pero en ese momento se desvaneció como si se volviera humo. Me sentí de pie y en otro lugar que no era la habitación, miré a todos lados en busca de Ethan pero no estaba en ningún lado. Me sentía sola... Me abracé a mí misma en busca de consuelo pero no fue suficiente, quería que apareciera pero jamás lo hizo. Me senté en el suelo, contra una pared que ni siquiera podía ver, dejé que las lágrimas rodaran por mis mejillas y que la soledad me invadiera por completo.

-¡¿Por qué?! -escuché a lo lejos.

-¿Ethan?

No lo pude ver hasta que me di vuelta y allí estaba él, sonreí abiertamente pero él no lo hacía... me miraba con odio, de nuevo...

-¡¿Por qué has aparecido?! ¡Tú solo me haces débil!

Negué con la cabeza para no creerlo pero me dolía, retrocedí hasta tropezar con mis propios pies y caer al suelo mientras él repetía esas mismas palabras.

Nuevamente abrí los ojos volviendo a la habitación y a la realidad, sí estaba llorando y sí me sentía sola en esta gran cama. Me hice bolilla en mi sitio y abracé las mantas.

-Ethan...

Narra Omnisciente

Thalía no era loa única que se fue a la cama con las emociones desbordando. Las demás chicas igualmente tuvieron alguna pesadilla con respecto a sus Mates y sus vidas personales.

Lorraine corría por el bosque como si su vida dependiera de ello, y en sus sueños así era. Ella mira hacia atrás pero no había nadie, hasta que alguien la tira al suelo y la sujeta hasta que ya no podía forcejear más.

-¡Ya no quiero, basta!

-Solo eres una bolsa de comida, no puedes decirnos cuando parar.

-¡Zack! ¡Zack, por favor, ayúdame! -solloza y suplica al mismo tiempo.

-¿Quién? ¿El débil Beta? -el vampiro se ríe y la sujeta por la barbilla para voltear su rostro-. Allí lo tienes.

Ella abre los ojos de par en par al ver la cabeza de Zack colgada en el muro del castillo en el que aparecieron de repente. Siempre había visto eso, en todo el tiempo en el que fue prisionera vio tantas cabezas en ese espantoso muro... pero ninguna le había afectado tanto como aquel.

Se despertó de golpe, sudada y jadeando. Abrazó sus piernas y lloró desconsolada mientras trataba de sacar esas imágenes de su cabeza.

-Zack, vuelve... te necesito...

Mientras Lorraine continuaba llorando por su pesadilla, Trish aún no podía despertar de la suya. Retorciéndose bajo sus mantas, tratando de librarse de las cadenas en su sueño.

-¡Dejenme en paz! ¡Yo no he sido! -vociferó con su voz de dragón.

-Todo apunta a ti, por lo que tu castigo será... -el líder de su clan apunta a un lado donde Aarón se mantenía encadenado-... presenciar su muerte.

-¡No!

Trató de transformarse pero fue inútil, no podía hacerlo y no sabía porqué o qué más hacer. El dragón tras Aarón estaba preparado para incinerarlo, y él solo pudo mirar a Trish, pero no como ella quería.

-Trish, todo es por tu culpa...

-¿Aarón? Tú no, por favor...

-¡Todo esto es por ti!

-¡No!

Rompió su garganta al gritar cuando el dragón lanza una gran llamarada sobre él, quemándolo por completo hasta que su piel se derritió y sus huesos se hicieron polvo. Trish cayó al suelo de rodillas mientras las cadenas no la permitían acercarse a él, el líder del clan la sujeta del cabello y levanta su mirada hacia Aarón mientras sonreía.

-Es tu culpa, Trish... tú nos traicionaste.

Cerró los ojos y cuando los volvió a abrir estaba en su habitación en la realidad, sentada en la cama y tallándose los ojos.

-No he sido yo...

¡¿POR QUÉ APARECISTE?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora