Capítulo 37

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Narra Ethan

Gruñí de nuevo una vez que estaba cerca de acabar. ¡Mierda...! La necesitaba tanto como ella a mí, por supuesto que quería que me ayudara y continuar por toda una semana hasta que el celo acabase, pero debía controlarme. No puedo correr el riesgo de lastimarla otra vez, no importaba si fuera física o emocionalmente, no quería hacerle daño.

¡Pero joder! Era tan difícil luego de como me ha besado y tocado, nunca me esperaba esa parte de ella y se ha sentido tan malditamente bien. Tocarla y sentir lo húmeda que se ponía con mis dedos dentro de ella, su aroma... su suave piel, su rostro contrayéndose del placer y aquellos deliciosos gemidos que soltaba.

-¡Nhg...! -moví mi mano aún más rápido mientras recordaba.

Jadeé y volví a gemir una vez que aquel líquido manchó mi mano y mi abdomen.

-Ah... mierda... ha salido más de lo que esperaba -murmuré para mí mismo.

Extendí mi mano para sujetar el papel higiénico y limpiarme pero me detuve en seco y aspiré con fuerza cuando su aroma me invadió por completo y me dejó aturdido.

-¿Qué haces aquí? -mi voz salió más ronca sin darme cuenta.

-Me dejaste con ganas de más y tenías la puerta abierta, eso fue una invitación -respondió.

Al verla noté que sus ojos ya no eran castaños, sino negros opacos. Estaba en su máximo punto del celo, eso quiere decir que ya no era ella... sino sus instintos quienes la controlaban. Esto es peligroso...
Nunca creí que tendría miedo de esto. Es irónico.

-Thalía... -ella se subió a la cama y se arrodilló frente a mí, miró mi miembro con verdadero deseo-. Vete a tu habitación.

-Suenas como un padre castigando a su hija... -ríe leve.

Se acerca más y baja su cabeza hacia mi abdomen, la aparté con mi mano en su frente.

-Hablo en serio.

-Solo te ayudaré un poco, te prometo que una vez que te haga correrte me iré.

Mentira...

Ella me mira y muestra su lengua con una sonrisa. Jamás creí verla así, me estaba volviendo loco que hasta mi fuerza se debilitó y ella aprovechó la más mínima oportunidad para acercarse y lamer el líquido en mi abdomen. Suspiré, ella no deja nada y además sube hasta succionar mi pezón, como si se estuviera vengado de lo que yo hice con ella. Sus manos me tocaban con anhelo, haciendo notar la lujuria y necesidad. Entonces bajó y vio mi miembro un segundo antes de tomarlo y besar la punta.

-Nunca he hecho esto, ¿me enseñas a hacerlo? -pregunta con una mirada inocente.

Gruñí frustrado, llegados hasta este punto no quería que se detuviera. Empezó a meter la punta en su boca mientras me miraba esperando que la guiara.

-No uses los dientes. Muévete y mejor utiliza la lengua, como si estuvieras chupando una pleta.

Ella suspira y hace lo que dije, mueve su cabeza de arriba abajo en un vaivén y usa su lengua para acariciar mi piel. Apoyé mi mano en su cabeza y sujeté su cabello para que no molestara, pero a la vez la hice meter mi miembro más profundo hasta tocar su garganta, fue por instinto.

-¡Mhg!

-Lo siento...

Ella niega sacando mi miembro de su boca y relamiendo sus labios, sujeta mi mano en su cabeza y me hace apretarlo.

-Hazlo de nuevo. Guíame para hacerte sentir bien.

Tragué grueso por las ansias que conseguía darme. Volvió a meter mi miembro en su boca y volví a empujar de su cabeza, ella suelta un gemido ahogado pero se mueve como empecé a indicarle. Cerré los ojos y me contraje por el placer, incliné mi cabeza hacia atrás y disfruté.

-Mhm... Thalía.

El interior de su boca se sentía increíble, cálido y suave, se resbalaba bien por la saliva y chupaba como si de verdad estuviera comiendo una paleta. Empujé su cabeza para aumentar el ritmo, ella no se quejó. Estaba por llegar a mi límite así que quise quitarla pero ella se resistió y no pude evitar correrme en su boca.

-Mierda -ella se sienta y yo limpié la comisura de sus labios con mi pulgar-. No tienes que tragar...

Me ignoró y vi como sí lo había tragado para luego abrir la boca y demostrarme que sí lo había hecho. Me sonrió con picardía y acarició mi pecho.

-No está mal... No te preocupes.

Negué con la cabeza pero sonreí. Me levanté de la cama y fui al baño para limpiarme. Thalía me sigue y me observa como si fuera un pedazo de carne para ella. Llené un vaso con agua y se lo di.

-Toma.

-¿Por qué? -se cuestiona.

-¿Y lo preguntas? -le entregué el vaso.

Ella rueda los ojos pero me hace caso, hace buches con el agua y lo tira por el lavabo. Cargué más y lo hice hacerlo de nuevo, volvió a rodar los ojos pero sí lo hizo.

-Listo, ¿estás mejor? -preguntó.

-Un poco -respondí cruzado de brazos-. Ahora vete a tu cama.

-Eso suena interesante... -gruñe de satisfacción.

Solté una leve risa antes de tomarla por la cintura y cargarla desprevenida en mi hombro.

-Esti se pone cada vez mejor -dice ella.

La llevé hasta su habitación y la solté sobre la cama, ella me besa de inmediato haciendo de esto más difícil.

-Vamos... déjame hacerlo contigo.

-Mi luna, lo siento, pero no y ya sabes porqué.

Me levanté y me fui de nuevo a la puerta, agarré las llaves y cerré con estas desde afuera. Ella comenzó a golpear la puerta.

-¡Oye! No puedes encerrarme. ¿Qué si quiero comer algo?

-Te traerán la comida necesaria.

-¡Esto es injusto!

-Es por mi seguridad, mi luna -dramaticé.

-Ja. Ja. Qué simpático. Abre la puerta.

-Dentro de una semana.

-¡Ethan!

La dejé gritando allí y fui a mi habitación, me di una ducha y me cambié de ropa. Les avisé mentalmente a Zack y Aarón que ya todo está solucionado por lo que podíamos empezar las reuniones pendientes. Nos encontramos en mi oficina, aunque no pude evitar pensar en Thalía... sí que quería ir con ella.

¡¿POR QUÉ APARECISTE?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora