Capítulo 8

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Fallon

Había arrebatado las llaves de JiMin y salí corriendo de la casa, pero no fue hasta que estuve en la carretera que me di cuenta que no tenía ni puta idea dónde iba. No conocía ningún amigo en esta ciudad, ni familia y no había realmente ninguna parte donde pudiera huir y reagrupar mi mierda.

Al menos en St. Joseph había encontrado consuelo en la capilla. No iba a rezar y apenas participaba en las misas a pesar de que se requerían para los estudiantes. Pero me gustaba la capilla. Era hermosa y tranquila. Orando o no, era un buen lugar para pensar.

Para planear.

No hubo suerte en este momento, sin embargo. Estaba demasiado oscuro para la cantera y muy pronto iba a estar demasiado húmedo para cualquier espacio al aire libre. Como era casi la medianoche, era demasiado tarde para ir a cualquier restaurante u otro lugar parecido.

Un trueno sonó cerca, haciendo eco a través del cielo negro y pisé los frenos cuando la lluvia comenzó a salpicar el parabrisas. Me había dado cuenta de los relámpagos y de los truenos en la fiesta. Fue por eso que había tomado prestado el coche de JiMin. No quería quedar mojada por la lluvia en mi bicicleta.

Al momento que el príncipe se enterara, le iba a llevar una semana quitarse el mal humor. A los chicos no les gustaba que jodieran con sus coches.

Y a mí no me gustaba que jodieran conmigo, por lo que supuse que estábamos a mano. Moví la palanca de cambios a la quinta marcha y pisé el acelerador.

Reduce la velocidad y junta tu mierda, Fallon.

Ya tenía lo que necesitaba para mi madre y el señor Park.

Solo necesitaba lo de JiMin.

Pero no había pensado que iba a ser tan difícil. Al verlo. Sabiendo que lo que decía era cierto. Trataba de actuar como si fuera más fuerte. Quiero decir, después de todo lo que me había pasado, debería serlo, ¿verdad?

Las lágrimas quemaron mis ojos, amenazando con derramarse, pero me obligué a bajar el dolor del tamaño de una pelota de golf en mi garganta.

Mientras viajaba por la carretera desierta, me concentré en el sonido del spray golpeando los neumáticos y las luces reflejadas en el camino negro. Más adelante, las luces de la ciudad brillaban fuertemente y vi una señal familiar a un lado.

PARQUE IROQUOIS MENDOZA.

Toneladas de tardes y fines de semana allí pasaron por mi mente.

Era donde solía pasar el rato con los pocos amigos que hice cuando asistí a la escuela secundaria aquí. Negué y casi me reí. El parque tenía una impresionante zona de patinaje.

La nostalgia me llevó a un giro a la izquierda y conduje hacia el parque, llegando a una parada justo en frente de una de las muchas rampas de patinaje. La iluminación de arriba generalmente estaba disponible cuando había eventos en el parque, pero esta noche estaba extrañamente oscuro. Dejé el coche en marcha y las luces encendidas para alumbrar el área.

Al salir del coche, parpadeé contra la caída ligera pero constante de la lluvia. Mis pies crujían en mis húmedas sandalias mientras caminaba hasta el borde de la rampa desierta y bajé la mirada hacia la profundidad suave, poco profunda. Deslizando los zapatos de mis pies y temblando en mis ahora húmedas ropas, me senté y luego me deslicé al fondo de la rampa, sintiendo el cemento aterciopelado en los dedos de mis pies.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo de nuevo, pero ya no estaba fría. La noche era cálida y aunque la lluvia hizo el aire más frio, era una temperatura confortable. Di un paso, respirando con dificultad, sintiéndome malditamente encerrada por las escarpadas paredes que me rodeaban. Nunca solían asustarme. Frecuentaba lanzarme por el vértice, disfrutando de cómo mi corazón bombeaba más rápido mientras corría a toda velocidad hacia el lado inclinado.

Enemigos {F.A.S; #2} ➳ Park JiMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora