Capitulo 2

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Stefanía Mendoza

14 de junio de 2023

Camino con rapidez entre la gente para poder llegar a la empresa donde trabajare, lo malo de no tener carro es que debes madrugar para poder tomar el bus y llegar a tu lugar de trabajo. Miro el enorme edificio que esta enfrente mia, tiro mi cabeza hacia atrás para ver lo alto que es, mi boca se abre con asombro, sigo sin creer que trabajaré aquí, entro y voy recepción.

-Hola.

La chica que estaba detrás del mostrador pega un leve brinco

-Dios que susto.

-Perdón, no queria asustarte.

-No te preocupes ¿en que puedo ayudarte?

-Vengo a una reunión con el señor Kiran Anderson, queria preguntarte en que piso esta su oficina.

-Ultimo piso, segunda puerta.

-Gracias.

-Soy Melanie por cierto, cualquier cosa que necesites me dices y si te puedo ayudar con gusto lo hago.

-Muchas gracias, soy Stefanía, nos vemos.

Voy hacia los elevadores y marco el ultimo piso, cuando al fin llego, llego un poco mareada, malditos elevadores. Veo tres puertas, me dijeron que la segunda así que me dirijo a esa, doy unos golpes a la puerta y espero que me dejen pasar.

-Adelante.

Se me eriza la piel al escuchar esa voz grave y profunda.

¿Será un problema si encuentro atractivo a mi jefe? Dios, no me prepare para este problema.

Cuando tomo el valor de entrar, lo veo sentado detrás de su escritorio, hoy lleva una camisa manga larga celeste y una corbata negra, frunzo el ceño con disgusto.

Que mal hice para que me hagas esto Dios.

Esta más guapo que ayer.

-Al fin llegas.

-Pero si llegue dos minutos antes de las 8.

-Tenías que llegar antes de las 7.

-Usted no me dio hora, yo pensé que nos reuniríamos a las 8.

-Bueno como sea.

Al fin levanta su cabeza y me ve fijamente, soy consciente de cómo pasa su mirada gris por todo mi cuerpo, me remuevo incómoda, sé que está está no es la mejor ropa para una reunión, pero al menos me ayuda a ocultar mis inseguridades.

-No hay un código de vestimenta para este trabajo ¿verdad?

Si me dice que debo usar camisa blanca y falda de tubo, renuncio antes de ser contratada.

-No la hay, no se preocupe.

Al fin me mira a los ojos, le sonrío, pero él no me devuelve la sonrisa.

-Aquí tienes el contrato, léelo despacio, no te saltes nada y si te parece bien, solo firma y empiezas hoy mismo a trabajar.

Leo el documento lentamente, no hay nada fuera de lo normal, solo está estipulado lo que acordamos ayer, así que no dudo en firmar.

-No me pasará tirando si me ve por los pasillos ¿verdad?

Pone los ojos en blanco y sigue leyendo los documentos en su escritorio.

-También tuvo algo de culpa, niña. No creo que no me haya visto que iba a toda velocidad.

-Pues fíjese que no, iba pendiente que no se me cayera la comida que llevaba.

- Sí, sí, lo siento mucho si mi camisa era un estorbo para tu comida.

- Oh, claro, solo te arruiné la camisa. No fue como si te hubiera estropeado el día pasandote con una silla encima.

Ve hacia otro lado con vergüenza.

- Bien, ya pasó. Pero, supongo que ahora tendrás cuidado de no derramar cosas sobre mi escritorio.

Sonrio maliciosamente.

-Oh, sí, definitivamente. Pero, ¿quién sabe? Tal vez el karma tenga otros planes.

Me mira con frustración, mientras le doy mi sonrisa mas inocente.

-Genial, eso es justo lo que necesito, una secretaria que disfrute de sabotear mi espacio de trabajo.

-Oh, no te preocupes. No necesito sabotear nada, mi sarcasmo se encargará de eso.

Entrecierra sus ojos.

-Pareces estar muy segura de ti misma.

Encogo mis hombros.

-Digamos que confío en mis habilidades, incluso en las habilidades de arruinar reuniones y molestar a los viejos gruñones como tú.

-Supongo que deberíamos dejar de lado nuestras diferencias niña insolente. Y respetame porque soy tu jefe.

Lo veo con una ceja levantada

-¿Así que ahora quieres que dejemos de lado nuestras diferencias? Qué sorpresa. Lo respetare cuando usted lo haga tambien, mi contrato esta para 6 meses, no puede despedirme sin una buena justificació. Ya tenemos un contrato juntos, no puede romperlo, ni yo, usted necesita una secretaria que no renuncie por su pésimo carácter y yo necesito el trabajo, así que solo nos toca aguantarnos por 6 meses, si después de eso aún nos toleramos, seguiremos trabajando juntos.

Tira de su cabello hacia atrás, muerdo mi mejilla para no reirme al ver que lo desespere.

-Mira, solo necesito a alguien competente para este trabajo. ¿Puedes hacer eso? Aún estoy a tiempo de no firmar el contrato también.

-Oh, no te preocupes, sé cómo mantenerme profesional.

-Tenias que ser una niña, que se puede esperar de las mocosas como tú.

Me enojo ante la palabra "niña".

-No soy una niña, viejo, tengo 21 años. Con esas arrugas creo que ya esta llegando a los 80 ¿verdad?

Aún arrugas no tiene casi, solo unas leves arrugas en la frente y en las esquinas de sus ojos.

-Tengo 37 años, niña.

Justo la edad perfecta para que me termine de criar, lastima que sea tan gruñon.

Esos son 16 años de diferencia, lo detallo bien, es guapo, no lo negare. Es moreno, tiene el cabello rizado y unos increibles ojos grises, son tan claros que casi parecen blancos.

-Bien, ya dejemos esta discución ridicula, en tu escritorio esta una ipad, ahí tienes todo lo que necesitas revisar y mi agenda.

-Muy bien señor Anderson ¿desea algo mas o me puedo retirar?

-Te puedes retirar.

Doy vuelta para salir de su oficina, siento su mirada hasta que salgo de ahí.

Suelto un suspiro con resignación.

Buena noticia: mi jefe fisicamente es guapisimo.

Mala noticia: es un cretino de mierda.

Ámame a tú Manera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora