Capítulo 12

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Estefanía Mendoza

Una hoja queda justo enfrente de mis ojos tapándome la vista de la computadora, me inclino hacia un lado para ver a Stefan, el cual me da una mirada avergonzada pero llena de ilusión.

-Hola corazón.

-Hola...ammm puedes leer esto, ¿por favor?

Tomo la hoja que me extiende y la leo, pide la información de un familia para acompañarlo a un campamento por parte de su escuela.

-¿Quieres que te ayude a convencer a tu papá?

-No, a el no le gusta ir, una vez fue y se puso triste, lo escuche diciéndose que odiaba no poder ser un padre normal y poder jugar y participar en actividades de la escuela conmigo .

Mi corazón se encoge de tristeza por mi jefe, no es bonito discriminarse uno mismo.

-Desde entonces va mi tío o mi madrina, pero le pregunté a papá si podías ir tú y me dijo que tenía que preguntarte.

-¿Yo?

Me señaló a mí misma, quiero decir que no porque no sé qué actividades nos pondrán hacer y mucha resistencia no tengo.

-Si, por favor.

Me mira tiernamente con sus ojitos grises ¿Cómo podría decirle que no a esos ojitos? Odio ser tan débil.

-Esta bien corazón, déjame hablar bien con tu papá de esto.

Chilla de la emoción y toma mi mano para llevarme a la oficina de mi jefe, el cual me da una sonrisa forzada.

-Perdón que el te meta en esto, aunque le dije que no, pero insistió tanto y yo no...

-Lo entiendo ¿quién puede decirle que no con esos ojitos? Al menos yo no.

Bajo la vista y le sonrío al niño que está abrazado a mi pierna como un koala, el voltea a ver a su padre.

-Papi dijo que si.

La mirada de mi jefe se suaviza, se vuelve tierna cuando ve a su hijo.

-Si, espero que te portes bien en el campamento, mira que me quedaré sin secretaria por tres días.

-Siempre me porto bien.

Sus palabras nos hacen reír, sigue sujeto a mi pierna mientras me mira embobado, últimamente me a visto diferente, solo que aún no logro describir ese pequeño brillo en sus ojitos.

...............

El día de irnos al campamento llegó, vamos en el bus escolar al lugar donde queda el campamento, Stefan va a la par mientras devora un sándwich, sus mejillas están llenas de salsa.

-Come tranquilo corazón, no quiero que te ahogues.

-Es que está rico ¿puedo comer otro?

-Pero solo uno más, no quiero que te vaya dar náuseas el resto del viaje.

Asiente feliz cuando le pasó otro sándwich, cuando toma un poco de agua aguardo el pachon en mi mochila, volteo a verlo cuando siento su mirada, veo como retuerce sus dedos, abre y cierra su boca varias veces, luego voltea la cabeza y mira hacia la ventana.

-¿Sucede algo?

-No.

-Corazón.

Ámame a tú Manera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora