Capítulo 27

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Kiran Anderson.

Cierro los ojos con fuerza mientras dejo que terminen de hacer las últimas pruebas. Los técnicos trabajan meticulosamente, ajustando las máquinas y revisando los datos. Mi corazón late con fuerza, este es el momento que he estado esperando, el punto decisivo que determinará si podré volver a caminar, de que la operación saldrá bien, que tengo un alto porcentaje de que todo salga bien.

El doctor entra en la sala y me observa con una mirada seria pero comprensiva.

-Listo, señor Anderson. Hemos terminado por hoy. Los resultados estarán listos en unas horas. Le llamaremos cuando los tengamos, y si sale todo bien, en cuatro días te estaremos operando.

Me ayudan a sentarme en mi silla de ruedas y me despido de todos, en el pasillo me encuentro a Stefanía, está mordiendo una de sus uñas, sin siquiera fijarse en que ya salí, la observo por un rato hasta que se da cuenta de mi presencia, sonrío cuando da un leve brinco.

-¿Tan feo soy para que te asustes?

-Ojala lo fueras, así no me gustaras tanto.

Extiendo mis brazos, señal para que se acerque, se acerca y se inclina un poco para tomar mi rostro entre sus manos.

-¿Cómo fue? -pregunta, sus ojos brillando con una mezcla de preocupación.

-Fue bien -le respondo, tratando de mantener la calma-. Ahora solo queda esperar los resultados y si salen bien, en cuatro días me operan y sabremos si podré caminar.

-Que sepas que ya te amo así, espero que no me estés mintiendo en que nada malo puede ocurrir si te operas.

-Te lo prometo amor, lo único malo sería si no funcionara.

Ella asiente y me toma la mano. Salimos juntos del hospital y nos dirigimos al auto.

-¿Ya están en casa?

-Si, los dejé en tu casa para que se instalen...Kir, podías dejar que se quedaran en un hotel, no era necesario que los recibieras en tu casa.

-Se que vas a querer pasar el mayor tiempo con tu familia, muñeca. Aparte, mi casa...espero que algún día sea tuya también.

Se queda en silencio ante mis palabras, beso el dorso de su mano y no digo nada más.

-¿Nuestro hijo?

-Con tus padres, lo recogieron después de la escuela.

-Entonces pasaremos por el primero.

Mientras conducimos, mi mente se llena de dudas e inseguridades. Ayer, escuché a Stefanía  hablando con su madre en español. Aunque no entendí todo, o más bien casi nada, capté lo suficiente para saber que su madre quiere asegurarse de que soy apto para estar con su hija. No puedo evitar sentirme nervioso, temiendo que mi condición y la de mi hijo sean razones suficientes para que no nos acepte.

Me río cuando veo a mis padres y a Stefan en el portón, ni siquiera se despide de ellos, abre la puerta rápidamente y la cierra, sin siquiera dejarnos saludar.

-¡Vamos a conocer a mi nueva abuela!

Stefanía se ríe mientras lo levanta para sentarlo en sus piernas.

-Primero deja salude a tus abuelos, ni siquiera te despediste de ellos.

-Ups.

Ella abre la puerta y mis padres ni siquiera la dejan bajarse.

-No es necesario que te bajes hija.

A mi padre se le nota la adoración que agarro hacia mi muñeca, no solo el, mi madre también.

Ámame a tú Manera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora