Prólogo

4.6K 200 1
                                    

Kiran Anderson
Los Ángeles, California
10 de junio

-Entonces así quedamos señor Anderson, que tenga buen dia.

Veo irse al hombre con el que tenia una reunión de negocios, recorro con mi vista el restaurante, alguien llama mi atención, veo a una de las meseras, es bonita, tiene piel trigueña, cabello castaño y ojos negros, noto que me mira atentamente tambien. Regreso a mi expresión neutral y pongo mi silla en marcha para salir de la cafeteria, me frustro al sentir varias miradas en mi, así que acelero un poco la velocidad de mi silla, pero sin querer me paso llevando a alguien.

Un vaso de agua cae en mi regazo empapandome y un plato de comida cae en mi pecho, manchandome toda la camisa, escucho como otros cubiertos caen al suelo, al igual que un quejido lastimero, veo a la chica que estaba viendo hace un rato, tirada en el suelo y con otro plato de comida regado por el piso.

-Demonios, mira lo que hiciste.

Ella se levanta y me ve con molestia.

-Fue su culpa, quien lo manda a ir tan rapido.

-¿Y tu por que no te fijas por donde caminas o mejor aun, porque no haces mejor tu trabajo niña?

Abre su boca ofendida, detallo bien su rostro, no debe pasar de los 20 años.

-Y usted porque mejor no mira por donde conduce su cosa esa, viejo.

Estoy por decir algo mas cuando un hombre se acerca y bastante molesto.

-Stefanía no le hables así, disculpate con el señor Anderson.

Le sonrío con superioridad, ella me da una sonrisa burlona.

-No me disculpare con este viejo amargado.

Veo el rostro del hombre, que creo que es su jefe, se pone rojo de la furia.

-Estás despedida, ya decia yo que contratar personas tan jovenes no sirve. Lo siento las molestias señor Anderson.

Ahora me siento mal, yo no quería que la despidieran, ya debo dejar de pasarme de idiota, al final de cuentas yo tuve toda la culpa de chocar con ella.

-No es necesario que...

Antes de que pueda defenderla, ella le tira su dental en toda la cara a su jefe o bueno, ex jefe.

-Por si no lo sabe, hace mucho quería renunciar, así que ya no tengo que seguir soportando sus malos tratos, si sigue tratando mal a sus empleados, pronto se quedará sin ninguno, por mucho que varios tengamos necesidad de trabajar, llega un límite y todos se van, viejo panzón.

Todo el enojo y malestar que sentia se esfuma en el momento que escucho como le dice al señor, muerdo mi mejilla para no soltar una carcajada, luego sale de ahí con la cabeza en alto.

Tiene carácter la mocosa insolente.

Yo fui el causante de su despido, así que me toca darle un trabajo.

Después de todo, necesito una secretaria.

Stefanía Mendoza

Recojo mis cosas y salgo de ese maldito restaurante, gracias al cielo ya no tendre que soportar a mi jefe panzon, es un explotador, todos recibimos sus malos comentarios, lo bueno es que yo ya no lo haré.

Pero ¿ahora cómo mantendré mis gastos de la universidad?

-Maldición, no debí ponerme tan intensa y decirle viejo panzón al viejo panzón, debí dejar eso guardado en mi mente.

Me siento en una de las bancas que queda casi enfrente del restaurante para esperar el autobus, veo como una camioneta se coloca al lado mio y bajan dos hombres, me asusto, pero se me va rapidamente al ver que van al restaurante, veo al hombre con el que choque y tire toda la comida. Lo fulmino con la mirada al igual que el a mi, sin verlo venir nos insultamos al mismo tiempo cuando pasa a la par mia.

-Niña insolente.

-Viejo amargado.

Se queda enfrente mía, sus ojos grises no se apartan de los míos.

-¿Tienes otro lado donde ir a trabajar?

-¿Y eso a usted que le importa?

Rueda los ojos con fastidio.

-Solo di si o no, es fácil de responder esa pregunta niña.

-Pues no, no tengo donde más trabajar.

Mis ojos se van hacia sus brazos cuando los cruza sobre su pecho, su camisa blanca se aprieta sobre sus pectorales y sus brazos.

Ay madre.

Regreso rápido mis ojos a su cara, pero él tiene una mirada divertida, aparto mis ojos de él.

Solo vergüenzas paso.

-¿Crees que podrías trabajar de secretaria?

Eso llama mi atención así que volteo a verlo.

-Si, ya fui secretaria pero solo fui suplente por 3 meses.

-Bueno eso me basta, necesito una secretaria.

-¿Por qué me quiere ayudar? Espero que no ande buscando contratarme para molestarme en el trabajo.

-Primero, yo fui el causante de tu despido, necesito aliviar mi conciencia, segundo necesito una secretaria que no le vaya importar mi carácter, y veo que tú serás capaz de aguantarme, lo malo es que tendré que aguantarte también y escuchar tus respuestas malcriadas si algo no te gusta.

-No soy malcriada.

Cruzo mis brazos y lo miro mal, una pequeña sonrisa se estira en sus labios.

-Ya niña, no me hagas puchero. ¿Aceptas el trabajo?

-Con una condición.

-¿Cuál?

-Debe hacer un contrato para 6 meses al menos, no puede despedirme si no le gusta mi actitud, yo misma acepto que me pongo insoportable y no lo puedo evitar, pero necesito el trabajo y sé que mi boca criticona no se quedará callada.

Me extiende una tarjeta, leo el nombre de la empresa, abro mucho mis ojos ¿esa no es una de las empresas más grandes de marketing? Veo que también está el nombre de el.

-¿Kiran Anderson?

Trago saliva nerviosamente, ósea no solo sería un simple jefe, el es el jefe de los jefes.

-Si soy yo, y ya me di cuenta de tu boca criticona, lo haré, llega mañana a mi oficina y leerás el contrato y luego podrás firmarlo, tú no podrás renunciar tampoco si me pongo de mal humor, así que tienes el resto del día para pensarlo.

Le extiendo mi mano para que la tome y cerrar el trato, pero solo se queda viendo y luego da la vuelta en su silla.

¿Me dejo con la mano extendida?

Cuando ya esta en su auto y la puerta esta por cerrarse, veo una pequeña sonrisa en sus labios.

Para estar tan guapo, esta tan gruñon, debe ser la edad.






Y sin más ni menos, les presento a Kiran Y Estefanía.

Aquí tienen un breve resumen de cómo serán estos dos juntos.

Kiran es un hombre gruñon de 37 años y Estefanía apenas está llegando a los 21 años y no le importa decir lo que piensa.

¿Creen que aguantarán estar juntos?

Ámame a tú Manera Donde viven las historias. Descúbrelo ahora