Stefanía Mendoza
Me muerdo los dedos de las manos con nerviosismo y miedo, hace más de una hora me avisaron que lo llevaron al quirófano y mi miedo solo aumenta cada segundo. Peor aún, no estoy en el hospital por petición de el, quiso que me hiciera carga de las reuniones que tenía el día de hoy.
¿Cómo puede dejarme hacer esto? Si soy la persona más nerviosa y temerosa que puede existir.
Una pequeña mano agarra la mía, mis ojos quedan en el pequeño niño sentado en mis piernas, sonrío cuando lo veo pasar sus pequeños dedos por los míos.
-No te muerdas, mamá. Te haces daño.
-Lo siento corazón, es que estoy preocupada por papá y enojada porque no me dejó quedarme en el hospital.
-Los abuelos lo están cuidando, ellos prometieron llamarnos cuando él haya despertado, pero si terminamos el trabajo rápido, iremos a verlo muy rápido.
Sonrió ante sus balbuceos por hablar rápido, solo porque él me dijo que esta reunión era demasiado importante estoy aquí.
Suspiro profundamente y miro a mi alrededor. La sala de conferencias está preparada para la reunión, pero mi mente no puede dejar de divagar hacia Kir. Me esfuerzo por concentrarme en los documentos frente a mí, pero la imagen de él en la camilla del quirófano no deja de aparecer en mi mente.
El reloj en la pared marca cada segundo con un tic-tac que parece burlarse de mi ansiedad. Finalmente, la puerta se abre y los asistentes a la reunión comienzan a llegar.
Me esfuerzo por mantener la compostura mientras los asistentes a la reunión se acomodan en sus asientos. La sala se llena de un murmullo de conversaciones, y aunque mi corazón late con fuerza, trato de mantener una apariencia tranquila y profesional.
-Bienvenidos, gracias por venir -digo, forzando una sonrisa mientras miro a todos los presentes-. Como saben, hoy discutiremos las estrategias para el próximo trimestre.
Todos se quedan en silencio, viéndome detenidamente, logro ver las sonrisas burlonas en las caras de lo que técnicamente son mis compañeros de trabajo, también logrando ver lo que piensan de mí solo por el simple hecho de salir con el jefe.
No pasa mucho tiempo antes de que empiecen los ataques. Primero, es uno de los directores de cuentas más antiguos de la empresa.
-Estefanía, ¿estás segura de que puedes manejar esto? -pregunta con una sonrisa condescendiente-. Sabes, es un proyecto bastante grande y, bueno, has estado aquí solo seis meses.
Mis manos tiemblan ligeramente, pero trato de mantener mi voz firme.
-Sí, estoy al tanto de la magnitud del proyecto. He trabajado estrechamente con el equipo y estoy segura de que podemos manejarlo de manera efectiva.
Pero los ataques no se detienen. La jefa de diseño, se une rápidamente.
-Además, he notado algunos errores en los materiales que preparaste para hoy -dice, levantando una carpeta-. Nada grave, pero en una presentación importante, esos detalles cuentan.
Siento cómo mi cara se calienta. Las miradas en la sala se vuelven más intensas, y mi confianza empieza a desmoronarse. Me esfuerzo por respirar profundamente, recordando las palabras de Kiran.
-"Eres fuerte, más de lo que crees. No dejes que te derrumben."
Respiro hondo y levanto la cabeza.
-Agradezco el feedback, Clara. Revisaré esos detalles de inmediato. Pero quiero recordarles que estamos aquí para trabajar en equipo. Los errores suceden, y lo importante es cómo los solucionamos y seguimos adelante.
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Ámame a tú Manera
RomanceUn hombre en silla de ruedas, serio y enfocado solo en su hijo. Una chica con la actitud más loca y divertida, pero con traumas y demonios que la atormentan.. Dos polos completamente opuestos. 16 años de diferencia. Ella cree que el es un viejo am...