Nada comparable a tu amor || Chaelisa G!P

Capítulo 17

POV LISA :

Me apresuro en ducharme, cambiarme y salir del vestuario como alma que lleva el diablo. Entre aplausos y palmaditas en la espalda de la gente que me cruzo por el camino, corro hacia los aparcamientos rezando porque Rosé me esté esperando. Es la única felicitación que me interesa escuchar.

Frenética, me presenté en un santiamén y ahí estaba. ¡Mierda!, lamentablemente sus amigas la acompañaban, por lo que tuve que contener mis instintos más primitivos y guardármelos para después.

Con una voluntad de hierro me acerqué al grupo y las saludé.

- Dios mio! Manobal, felicidades. - me felicitó Jennie con un gran abrazo.

- Que golazo Lisa. ¡Ha sido increíble! - añadió Irene.

Yo miro inmediatamente a Rosé esperando algunas palabras por su parte, pero lo que obtengo es una sonrisa tierna.

- Rosé...- insistía Jennie haciéndole gestos para que reaccionara.

- Felicidades. - dio tres pasos hacia mí para llegar a mis labios.

El contacto de nuestras bocas es explosivo e involuntariamente mis brazos la apresan contra mi cuerpo.

- ¡Váyanse a un hotel! - comentó la inoportuna Jennie haciendo que nos detuviésemos.

- ¡Wow! - es lo único que puedo pronunciar.

Ella ni si quiera dice nada, pero no hace falta. Cuando nuestros ojos se encuentran la chispa radiante que veo en ellos me aclara que desea lo mismo que yo. Encerrarnos entre cuatro paredes y jamás salir de allí.

- Ahora entiendo por qué has salido corriendo de los vestidores Lisa - escucho el comentario gracioso de mi queridísima compañera Jisoo llegando desde mi espalda.

Eso hace que me ofusque y suelte a Rosé para mi desgracia.

- Bueno, vamos a celebrarlo, ¿no? - proponía una animada Seulgi.

Noto como Rosé enreda sus cálidos dedos con los míos y la miro para saber que me quiere decir. Tuerce su sonrisa y me susurra.

- Déjame esto a mí. - me pide controlando la situación. - Lisa y yo no podemos. - se dirige a sus amigas- Tenemos que levantarnos temprano para el certamen de mañana.-

La excusa que dio fue malísima, ya que claramente sus amigas sabían de nuestras intenciones. Sin mucho impedimento, pero entre broma y broma, nos dejaron marchar. Ya la única cosa que nos importaba era llegar a nuestro destino.

Dentro del camaro de camino hacia el edificio, meto la marcha con la palanca de cambios y sin querer rozo la rodilla descubierta de Rosé. Echando un vistazo de reojo observo como la faldita que vestía le quedaba peligrosamente corta. Por lo que intenté serenarme y prestar atención a la carretera si no queríamos tener un accidente.

Al repetir el mismo movimiento, ya no pude más y posé mi mano descaradamente sobre su piel.

Ella me miró al instante y por el rabillo del ojo divisé una sonrisa pícara.

- Salte en esta desviación. - me ordenó señalando a la derecha.

- ¿A dónde vamos? - le pregunté divertida- No querrás descuartizarme...- bromeé por adentrarnos en la frondosidad del bosque.