Capítulo 30

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Rosé y Suzy salían del bar casi de madrugada. Echando la cerradura, caminaron hasta sus respectivos coches y antes de marcharse se despidieron con un abrazo.

- Me alegra haber arreglado las cosas entre nosotras. -

- Si, a mí también. -

- Muchas gracias por darme otra oportunidad. Te prometo que no te arrepentirás. -

- Eso espero...Lo único que te pido es que tengas paciencia. Aún sigue estando muy reciente lo que pasó y ...

- Tranquila. Ya soy feliz por el simple hecho de que me perdonaras. Esto es mas de lo que merezco y cabria esperar.- dice con orgullo.

Rosé asintió tímidamente y convencida de poder ordenar el caos que se había convertido su vida, estaba por una parte bastante contenta por hacer las paces con la castaña..

- ¿Puedes conducir?-

- Si, hace rato que se me pasó el efecto del alcohol, menos mal.- dijo ella agradecida.

Suzy soltó una risa y le dio un beso en la mejilla.

-Hasta mañana Rosie.-

La rubia soltó el aire de sus pulmones cuando la vio alejarse, considerando todo lo acontecido esa noche en el bar como un avance mas en su cambio de vida. No podía seguir así, prisionera de unos sentimientos que la estaban destrozando por dentro.

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En la mansión Park, Lisa metía en la cama al cuerpo casi inconsciente de Mason. El viejo había bebido hasta reventar después de que Pearl aceptara su petición de salir.

- Hace tiempo que no estaba tan feliz. Me ha dicho si...- balbuceaba bajo un estado de extrema borrachera.- Y gracias a ti Manobal.-

- No hay de que jefe- le saca los zapatos intentando no reírse de la situación.

- Mi hija debería darte otra oportunidad. Se que la amas y ella también te quiere. Eso es lo mas importante, lo demás es secundario.-

- Te estas poniendo demasiado filosófico.-

- Pero es la verdad!. Tu la proteges y no dejas que nada malo le pase. Por eso siempre me gustaste para ella.-

Lisa se sentía realmente mal por que Mason no sabia de la misa la mitad.

- ¿Puedo hacerte un pregunta?-

- La que quieras- se acomodó sobre la almohada y le prestó la poca atención que le quedaba.

- ¿ Por qué crees que soy lo mejor para Rosé?. No me malinterpretes, no me quejo de tu apoyo, pero apenas me conoces. No sabes nada de mi.-

- Si que lo sé. Y haces feliz a mi hija, con eso me basta.-

- ¿La ves feliz?-

- Por supuesto. Cuando esta contigo vuelve a sonreír y ser esa mujer que quiere comerse el mundo. Ademas, se nota que la amas, siempre supimos que ustedes dos estaban hechas la una para la otra.- respira hondo y cierra sus ojos.- Nunca soportabas que a mi niña le pasara algo. Fuiste su héroe durante mucho tiempo...-

La pelinegra se había perdido en la conversación y pensó que ya estaba delirando. Tapándole con la sabana, salió de la habitación y lo dejó dormir.

Volviendo para la casa y ya a los pies de la escalera de su edificio, sube cada escalón inmerso en sus pensamientos hasta llegar a la tercera planta.

Sus ojos se le salen de las cuencas cuando ve a Rosé de espaldas apoyada en el umbral de su puerta. Sin saber que no esta sola, la chica se encuentra mal y se encorva dando alguna que otra arcada. Lisa se aproxima a toda prisa y pone sus manos a los costados para sujetarla.

Nada comparable a tu amor || Chaelisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora