Epílogo III: Adventure

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"Vale la pena luchar por lo que vale la pena tener"
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Boca abajo y tirada en el sillón, Rosé no pegó ojo en toda la noche. Manteniendo su mirada perdida, no se movía, no reaccionaba, no sabia que hacer. De vez en cuando daba algún suspiro que otro y poco mas. Así hasta que el sol comenzó a vislumbrarse por las ventanas. Al rato Jennie se despertó y la vio allí tumbada. La mesita que tenía al lado estaba llena de botellitas de alcohol y se temió lo peor con su amiga.

- ¿Qué te ha pasado? -

Rosé no respondía, solamente seguía mirando a cualquier lado inmersa en sus pensamientos.

- ¡Eh! - la castaña se puso de cuclillas frente a ella. - He ganado la apuesta, ¿no es así? -

La rubia al fin recobró la conciencia y resopló levantándose del sillón para sentarse.

- ¡Pues nop!...- dijo algo achispada- Soy la mejor de la mejor y no ha podido conmigo. - le muestra una amplia sonrisa.

- Me alegro. Pero entonces ¿por qué estás así? -

Dejó de fingir y se llevó las manos a su rostro para ocultar su llanto.

- Oh, Rosé...-

- ¡Me besó!.- confesó enfadada. – La muy desgraciada me besó. -

- ¿Solo eso? Bueno..., tampoco es tan grave. Lo que me sorprende es que no llegaran a más. Después de su encuentro la semana pasada, pensaba que acabarías metida en la cama con ella. -

- No lo entiendes Jen. - se destapa la cara para explicarse- Eso fue puramente sexual. Sabía que no podría resistirme porque siempre me atrajo su físico, pero esto es distinto. -

- ¿Y en cual es la diferencia? -

- Que ese beso me ha hecho recordar cuanto la extraño y que todo este tiempo que la he intentado olvidar no ha servido para nada. -

- Rosé no vayas por ese camino. Lo que tienes que hacer es recordar todo el daño que te hizo. No puedes perdonarla, así como así. -

- ¿Crees que no lo sé? Estoy en una guerra contante entre mis sentimientos y mi razón. Quiero perdonarla, de verdad que mi corazón necesita hacerlo, pero la cabeza no me deja. -

- Pues yo apoyo a tu cabeza. No te rindas, Rosie. Acuérdate cuando me llamabas todas esas noches que no podías dormir porque soñabas con ella. O incluso cuando recurriste a un psicólogo. Ya van dos veces que esa mujer te manda a un loquero. Amarla no te hace bien. -

Entre los nervios de la noche anterior, el alcohol mezclado con una enorme tristeza y ahora los consejos de su amiga, Rosé se le revolvió el estomago y vomito casi encima de la rubia.

- Dios santo, Rosé- le apartó el pelo.

- Lo siento...- vomitó otra vez.- Tengo que salir de aquí Jen...- lloraba mientras se limpiaba la boca con la servilleta que le ofreció.

- Claro, te acompaño al baño.-

- No...- hizo un pausa para pensar- Tengo que irme. Poner tierra de por medio. No puedo volver a verla, no puedo...-

- ¿Vuelves a España? - preguntó asustada.

- Por ahora no. Me iré con Hyeri mientras llega el día de tu boda y la presentación de mis cuadros. Después volveré a mi vida de antes. -

- Esta bien...- no le insistiría- Pediré un taxi para que te lleven a Súl. Pero antes date una ducha y duerme algo. ¡Vamos! - dispuso ayudándola a levantarse.

Nada comparable a tu amor || Chaelisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora