Epílogo: Consume me

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"Una de las partes más difíciles de la vida es decidir si alejarte o intentarlo un poco más".

La mejilla de Lisa quedó marcada por la mano de Rosé, pero el golpe le dolió más a ella que a la pelinegra. Arrugó el rostro y sacudió su muñeca dolorida mientras Lisa seguía con la cara cruzada.

- Vale..., supongo que me lo merecía. - dijo frotándose la zona enrojecida.

- ¿Supones? - le chilló. - ¿Qué carajo haces aquí? -

- Ahhhh!... Deja a mami. – Chiquita salió corriendo y se lanzó a las piernas de Rosé para darle con sus pequeños puños.

- Pero... ¿qué? ...- Rosé dio un paso para atrás y comprobó como esa niña no paraba de sacudir sus pantalones.

- ¡Chiquita! Para...-

- Eles mala, eles mala...- repetía una y otra vez con mucha rabia.

- Ya, tranquila. - la agarró la pelinegra por detrás para apresarla y que cesara en su empeño de ir a por la rubia- No pasa nada. No me ha hecho nada- le dio la vuelta para que la mirara y se puso de cuclillas. - Estoy bien, ¿ves? -

Chiquita se aferró a su cuello y ella la sostuvo en brazos. Miró a una Rosé estupefacta y mostró una leve sonrisa.

- Te presento a mi hija, Chiquita. Cariño saluda...- la animaba para que dejara de esconder su rostro.

- ¡No! Te pego...- se negaba en rotundo.

- Vamos, mi amor. Solo estábamos jugando. Como cuando nosotras lo hacemos. ¿Y a que tu no me haces daño? - intentó que entrara en razón.

La pequeña negó tímidamente con la cabeza y por fin miró a esa mujer que la observaba con estupor.

- Ahora pídele perdón - le ordenó Lisa.

- Pedon...- dijo con su vocecilla avergonzada.

- No te preocupes- contestó Rosé.

- ¿Quin es, mami? -

- Ahm..., ella es Rosé, es ...- no sabía cómo catalogarla- nuestra vecina. - dijo muy a su pesar. - Ahora entra y recoge tus juguetes. Yo tengo que hablar con la señorita. - la bajó al suelo.

La niña entró y ya ambas solas, Rosé bufó y se giró para volver a su apartamento, pero Lisa la alcanzó cogiéndola del brazo.

- ¡No te atrevas a tocarme! - esquivó su contacto.

- Vale...- la soltó- Sigues pegando fuerte, Park. - quiso rebajar el mal ambiente.

- Y más duro te daré como te siga teniendo enfrente. - le espetó con asco y sin dilación se metió en su piso.

Lisa agacho la cabeza y lamentó mucho su reacción. Aun así, era lo que se merecía, no podía culparla de estar dolida y mucho menos de que lo perdonase, así como así. Para colmo, esto no lo tenía planeado. Se suponía que ella no estaba en el país y que casi ni aparecería por Seúl. Era la principal razón por la que accedió volver. No es que no se alegrara de verla, que lo hacía y mucho, pero pensándolo muy a fondo, se sintió engañada cuando ató cabos. Estaba segura de que Mason tenía algo que ver en este encuentro e iría a pedirle explicaciones por meterse de nuevo en la relación con su hija.

Al regresar para su apartamento tropezó con la maleta de la rubia, que con tanto ajetreo se olvidó y soltó una risa llevándosela para la casa.

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La puerta de Jennie fue aporreada de manera estruendosa y fue enseguida abrir. Rosé entró hecha un demonio y la señalaba mientras se reía irónica.

- Me han mentido. ¡Todos! - la acusaba- Pensaba que eran mis amigas y no unas traidoras. ¿Crees que por que me traigas a Lisa ya voy a olvidar todo lo que me hizo? -

Nada comparable a tu amor || Chaelisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora