Capítulo 26

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Lisa y Rosé salían del aeropuerto de Bangkok agarrando un taxi y dirigiéndose hasta el apartamento que compró Sorn. Una vez allí, la buena zona, una de las mejores de la cuidad, y la fantástica fachada arquitectónica que le hacía parecer más un museo que un simple edificio, impresionó gratamente a la pelinegra. En la entrada se detuvieron a preguntarle al conserje.

- Perdona, soy Lalisa Manobal. Vengo a ver un departamento. Su propietaria es mi hermana, Sorn.-

- Ah sí!, llevamos esperando más de dos años a que alguien viniese ..., pero nadie apareció. -

- Entiendo...- Lisa no quería alargar más la conversación y ni mucho menos iba darle explicaciones a un desconocido- ¿Podía decirme en que planta es? -

- Si, es el departamento de arriba, aunque tenemos un problema. El ascensor no funciona. Mañana vendrán a arreglarlo, hasta entonces no le queda otro remedio que subir por las escaleras. - les comunicó el hombre con lastima.

- Espera...- Rosé intervino- El edificio debe de tener al menos diez plantas. ¿Quiere que subamos por las escaleras toda esa distancia?- se quejó incrédula.

- Tiene nueve...- contradijo como si eso fuera un alivio para ella- Lo siento señorita. Es lo que hay...- se encogió de hombros sin poder hacer mucho más y volvió a su tarea.

Subiendo religiosamente hasta el último escalón de la escalera y un pulmón menos después, la rubia respiró aliviada por que por fin llegaron a su destino.

- Esto es como escalar el Everest. - recuperaba el aliento Rosé apoyada en la pared.

Lisa esbozó una sonrisa negando con la cabeza y sacó la llave para abrir la puerta.

- Tienes que hacer más deporte Park, pero tranquila, te enseñare unos cuantos ejercicios para mantenerte en forma- dijo en un tono insinuante y guiñando un ojo.

La rubia se lo tomó como otra de sus proposiciones picantes. Cada vez que escuchaba sus sátiros comentarios, algo en ella se encendía. Algo o todo, porque revolucionaba cada centímetro de su piel.

Dando el primer paso para entrar en la casa, Lisa encendió una de las lamparitas de la entrada al estar todo a oscuras. Al subir las persianas, el sol entró por las ventanas y dejó ver todo su interior.

El amplio salón estaba decorado con cuadros de camisetas de fútbol firmadas y enmarcadas, algunos trofeos de Lisa se mostraban en una de las vitrinas y todo parecía estar muy limpio e impecable.

- Para estar dos años cerrado, no hay mucho polvo.-

- La comunidad tiene asistenta propia. Supongo que vendrá a darle una vuelta de vez en cuando. - Lisa no paraba de pasear su vista por todos los lados.

Salvo unos cuantos muebles vacíos y quitando la televisión, la foto encima de la repisa de ella con sus hermanos celebrando un gol llamó su atención.

La sostuvo para verla más cerca y su expresión se oscureció.

Rosé a su espalda, asomo la cabeza por encima de su hombro y cuando la vio, la abrazó con fuerza.

- Que locos...- comentó calmada para evadirla un poco.

- Nos la hicieron cuando fui a celebrar mi primer gol profesional con ellos. Estaban en las gradas, y los muy tontos no se les ocurrió otra cosa que saltar al terreno para abrazarme. - nostálgica, torció una sonrisa. - La echo de menos...-

- Se lo duro que puede llegar a ser...- se puso delante- Pero hay que superarlo. - pasó sus brazos rodeando el cuello de ella.

- Creo que ha sido una mala idea venir...nunca debí aceptar. Tengo un mal presentimiento. -

Nada comparable a tu amor || Chaelisa G!PDonde viven las historias. Descúbrelo ahora