Nada comparable a tu amor || Chaelisa G!P

Capítulo 35

POV ROSÉ

Estoy de lado en mi cama observándola como duerme. Con la respiración relajada, me encanta como se ve así. Tan serenda, tan guapa, tan... mía. Si, por que es mía y estoy decidida a luchar por ella. La noche que hemos pasado es la confirmación de que no podemos dejar que esto acabe. Y si por alguna razón eso pasase tiene que ser porque ambas lo queremos y no por los chantajes de una vil reportera o una ex novia sentenciada. Voy a apoyarla en todo lo que necesite y si para ello me debo de ir con ella, pues que así sea.

Es increíble como llegamos a Seúl en un santiamén después de nuestro encuentro en el bosque. Y como seguimos con ese encuentro dentro de mi apartamento. Nos amamos, lo hicimos como nunca toda la noche y aun así no tenía suficiente. Necesitaba tenerla dentro de mi constantemente, como si de una enferma del sexo se tratase.

Hay algo superior a mí que hace que ame a esta mujer sobre todas las cosas y termine por perdonarla siempre. ¿Por qué?, tiene fácil respuesta. Simplemente mi vida no tiene sentido sin ella.

Mueve la cabeza hacia mí y me permito acariciar su rostro. Ante mi contacto, abre un poco los ojos y me mira.

- Buenos días...-

- Hola...- me saluda adormilada- ¿Ya es de día? -

- Si- le confirmé a pesar de estar sumida la habitación en una total oscuridad. - Aunque falta una hora para que el gallo empiece a canturrear.- bromeo posicionando mi cabeza en la almohada y apoyándola sobre mi mano.

- ¿Tu espalda esta mejor? - se preocupa revisando los arañazos del hombro que me provocó el roce con el árbol.

- Ya no me duele tanto. Gracias por curarme las heridas. - le planté un tierno beso en los labios.

- Bien...Creo saldré un rato a correr. - se aparta un poco y desvía la mirada al techo.

Resoplando, se levanta en un salto para sentarse en el borde del colchón y enciende la lamparita iluminándolo todo. Agachándose para recoger su ropa, ando de rodillas sobre la cama y la abrazo por la espalda.

- No te vayas. -

Noto que da un gran suspiro y retira mis manos para ponerse en pie.

- Rosé, esto ha sido un error...-

Y dale con la misma cantaleta. Pongo mis ojos en blanco y la sostengo de la mano para acercarla a mí.

- Pues entonces cometamos más errores y que sean de los grandes. - intento convencerla con algo de picardía.

- No puedo Rosé...- me suelta y sale hacia el salón.

La persigo y aprovecho para interponerme en su camino cuando está entretenida en abrocharse el pantalón. En el umbral de la puerta, hace el intento de pasar por mi lado, pero no le dejo.

- ¡Quédate! Prepararé el desayuno, ... desnuda. - le propongo insinuante.

Me mira de arriba abajo y automáticamente se relame sin darse cuenta.

- Ahm...- parece que se lo piensa, pero de repente cierra los ojos y sacude la cabeza. - Mejor no. - huye de mí y sale por la puerta sin mirar atrás.

Pero ...¿qué?...pufff. Si de verdad piensa que con esa actitud se va a librar de mi la tiene clara. No se lo voy a poner tan fácil.

Paso la mañana recogiendo y limpiando todo el desastre ocasionado anoche. Dios, no tenemos remedio. Fue llegar a la casa y seguir con lo que empezamos en el bosque. Puede sonar exagerado, pero me encanta la mezcla de dureza y ternura con la que me trata. No sabría con cual quedarme, la verdad.