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Primer día. Mi espalda no me mató, creí que lo haría, y es que ese tapete de yoga no ayuda en nada. Apenas despertamos, todos nos organizamos para hacer el desayuno. Enseguida se hizo evidente quienes querían comer sano, y a quienes no les interesaba del todo, eso no me importó, sólo el hecho de que Frida fue la encargada de preparar esa comida fitness.

Sin teléfono, sin libros, sin música, sin nada de entretenimiento. Nos volverían locos ahí. Tal vez pretendían que nos volviéramos locos, y me sorprendió que ella me lo confirmó, justo el primer día mientras nos ejercitamos.

—Todo este experimento será un muy buen ejercicio de análisis para mi contenido —yo sólo reí, y sólo quería que me contara más. No me interesaba hacer ejercicio, sólo buscaba hablar con ella, mientras esa chica dejaba las pesas en el suelo.

—¿Tienes alguna hipótesis de como terminará este experimento? —cuestioné.

—Lamentablemente la tengo. No me gustaría, ya que va a predeterminar mi mente para sólo ver un tipo de respuestas.

—Bueno, si no me quieres dar tu hipótesis, al menos dame tu análisis.

—Hasta ahora me parece interesante como se ve la vida como un espectáculo. ¿Qué determina que mi vida o la tuya valgan la pena ser vistas? ¿Por qué no colocar en una casa a personas random de la calle? También me hace pensar en como el capitalismo ha convertido a la vida en un producto más, eso es lo que somos aquí. Valemos una suscripción de Vix. Dos meses y medio de tu vida valen lo que te han pagado en ese cheque por prestarte a participar. Ese es mi breve análisis hasta ahora.

Me dejó tonto. ¿Cómo había pensado en eso? Me interesaba saber que más sacaría de todo eso.

—Cuando salga de aquí y apenas tenga mi celular en las manos, serás la primer persona a quien siga, pero lo haré en tu perfil de difusión filosófica —ella me sonrió de una forma agradecida, pero como si quisiera decir otra cosa. Sin embargo no lo hizo, siguió con sus ejercicios y yo me ví obligado a irme y seguir mi rutina, a pesar de eso no dejé de darle vueltas a lo que ella había dicho, tanto que ni siquiera me di cuenta cuando ella se fue. Y en cuanto di noticia de que había estado dándole vueltas a una idea, tomé consciencia de que mi intento por llamar la atención de Frida sería uno de los retos más complicados de mi vida.

Después de unas horas, nos explicaron que cada semana habría un líder, y este se seleccionaría a través de retos, fue que escuche su nombre salir de uno de mis compañeros.

—Sergio piensa que deberíamos deshacernos primero de Frida. Tal vez no tiene los mismos números que todos nosotros, pero es verdad que si hace bien su trabajo en su perfil que presume, nos puede dar en la madre a todos porque puede utilizar todo lo que sabe a su favor, y si la dejamos escalar no podremos derribarla después.

Fue así que supe que su carrera generaba un poco de miedo entre los habitantes, eso no sólo me pareció gracioso, sino que resultó ser más atractivo para mí.

Entonces comenzó esa competencia por ser el líder. Eso no sólo simbolizaba cierto privilegio, sino que significaba dormir en una habitación privada. Al pasar una noche durmiendo en aquel delgado tapete de yoga, me veía con la necesidad moral de ganar esa habitación privada.

A pesar de lo tanto que me esforcé no lo logré, pero creo que mis decisiones tomadas desde el corazón comenzaron a retribuirme, ya que fue Apio quien ganó ese liderazgo, y no dudó un segundo en llevarme a dormir con él. La suite del líder era maravillosa, algo que me habría gustado compartir con esa chica, sólo para conocerla mejor.

Al día siguiente no cambio mucho. Bajé de la suite para beber agua, y enseguida a ejercitarme.

—Ayer me diste una de las mejores motivaciones de mi vida. Hiciste que recuperará la fe en la humanidad —enseguida dejó de levantar esas pesas y las puso en el suelo. No pude evitar sonreír al ver su rostro angelical.

Enigma [Nicola Porcella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora