43

1.3K 72 10
                                        

No encuentro respuesta por parte de Frida y eso lo agradezco infinitamente

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

No encuentro respuesta por parte de Frida y eso lo agradezco infinitamente. Sólo siento sus manos acariciándome. Me encantaría dejar de llorar, pero esa falta de acción por su parte me indica un gran número de cosas, una de ellas es que tengo total libertad de desahogarme. Ante esto sólo me aferro a su cuerpo desnudo, abrazándome a su cintura y refugiándome entre su hombro y su cuello. 

Creo que ni siquiera para ella es noticia nueva que yo no acostumbro a llorar, me rehusé a hacerlo cuando vi a Adriano y a mi mamá, a pesar de que al final si terminé soltando lágrimas, no lo hice cómo lo hago ahora. 

Me siento como niño pequeño que sólo desea aferrarse a alguien. Encuentro consuelo en el cuerpo de Frida y su calor. No sé cuánto pasa hasta que he terminado de llorar, y decido levemente para secar mis lágrimas.

—¿Qué ocurre? —pregunta ella finalmente, viéndome demasiado preocupada, yo me concentro en esos bonitos ojos mientras le sonrío.

—Soy patético por llorar ¿no es así? —Frida vuelve a abrazarme.

—Por supuesto que no —enseguida me separa de su cuerpo para volver a encararme—. ¿Qué ha pasado por tu mente? 

Yo no sé por dónde comenzar, pero realmente deseo decirle todo lo que estoy pensando. Cuando estoy con ella siento una extraña fuerza que me motiva a tener confianza para ser sincero respecto a lo que siento, sin miedo a lo que pueda pensar sobre mí.

—Es que han sido tantas cosas. La primera es lo que acaba de pasar. Te juro que yo no duro tan poco, he estado tanto tiempo sin hacerlo, que te prometo que apenas te vi, ya sentía que me punzaba —Frida suelta una risita—. Me siento mal por hacer nuestro primer encuentro así, tan decepcionante. Y después no pude llorar como debía cuando vi a Adriano, cuando vi a mi mamá, cuando me dijeron que gané. Todo lo que viví en la casa te juro que yo estaba a nada de volverme loco. No me creo lo que me está pasando. Me siento terrible porque no me dejaron hablar con nadie por mucho tiempo. Estoy ansioso, necesito saber que ha pasado y sobre todo abrazar a mi hijo y a mi mamá. Por Dios, te extrañé demasiado. Me siento tan emocionado, pero me siento mal que hay cosas que no terminan de hacer todo feliz. Y ahora te doy este cierre de día tan terrible, estuve esperando tanto este momento para cagarla de esta forma. 

Me siento mal por ella, pero responde con una risita mis palabras, contagiándome esa sonrisa. Mis manos no han dejado de acariciar suavemente su espalda y piernas desnudas, deteniéndome levemente en esos muslos y esa cintura. Me encanta sentir las texturas de su piel y tal vez ella comparte este sentimiento cuando me toca, porque ha estado dándome cariños en la cara de una forma cuidadosa, sin intentar perder el contacto de nuestras miradas.

—Eres demasiado duro contigo mismo. Yo tenía una gran sospecha de que no soportarías más de cinco minutos, pero está bien, te juro que está bien y es natural después de estar dos meses sin hacer algo remotamente parecido a un encuentro sexual —le sonrío, como forma de agradecimiento a sus palabras, sé que es sincera—. La he pasado bien, y lo he disfrutado. Sé que esta será la primera vez y a veces las primeras veces no son tan buenas, pero yo sí lo disfruté demasiado, no como tú... 

Enigma [Nicola Porcella]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora