Las palabras nunca le harían justicia, aunque dedicara el resto de mi vida a buscar las palabras exactas de todos los idiomas podría ser tan preciso para narrar todo lo que es, todo lo que representa y lo que me hace sentir. Es por estas razones que...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Tocarla me hace perder la consciencia. Ni siquiera recuerdo que no me gusta realizar este tipo de actividades con la luz encendida, mi mente está enfocada en su sabor, su tacto, y sus besos en mi cuello.
Por un momento deseo detenerme sólo para apreciarla, pero entiendo que ella no tiene suficiente de mí, y yo estoy dispuesto a hacer lo que sea por complacerla. No me interesa arrastrarme por tan sólo que ella me vea, y por esa razón me tiene totalmente enganchado a su cuerpo cuando me toca de la forma en que lo hace: me hace sentir correspondido, amado, seguro, protegido, admirado, y esa combinación de sentimientos me hace sentir único, especial, extraordinario, un hombre por arriba de los demás.
Tengo mis manos sobre su cintura, pero un impulso me lleva a intentar quitar los botones de su vestido. Mis deseos se ven frenados cuando ella toma el primer movimiento, sujetando mi saco sólo para apartarlo de mi cuerpo, ante esto sonrió, no puedo evitar sentirme bendecido. Ella deja de besarme, no sé con qué intención, pero mi deseo por fundirme en mi Frida es superior a mis ansias de saciar mi entendimiento.
Ella está completamente contra la pared, prisionera de mi cuerpo, cuando siento que sus manos intentan quitar los botones de mi camisa, y eso me da el permiso para deshacerme de ese bonito vestido. Mientras estoy concentrado en besar la piel de su cuello, escucho el dulce sonido de su voz en forma de gemidos, lo cual me motiva a continuar con mis intenciones, sólo para tener como recompensa más sonidos de esos.
—¿Estás seguro de que no quieres ir a dormir? —me cuestiona. Ante esa pregunta me separo un poco de su cuerpo, sólo para ver ese precioso rostro. Es en ese momento que he terminado de deshacerme del último botón, por lo que al soltar su vestido este cae, a lo que ella me responde con una sonrisa.
Es ese pequeño gesto lo que me da paz, me tranquiliza, y por un momento no me interesa seguir haciendo lo que hacíamos, sólo me interesa ver ese rostro tan tierno e inocente. Sólo me interesa acariciar esa piel, y perderme en ella. La extrañé demasiado, pero eso no es lo que me indica que la amo, sino que ni siquiera me interesa ponerle nombre a lo que siento por ella. Mis sentimientos están ahí, y no tienen por qué ser clasificados bajo ninguna palabra, al menos no tengo interés en eso. Sólo sé que haré todo lo que esté en mis manos para hacerla feliz, y me siento bendecido porqué alguien como ella esté conmigo, y se interese por mí.
—Sólo quiero estar contigo, no me interesa dormir —ella sólo me sonríe, y yo me siento como hipnotizado, como si estuviera fuera de mí o como si me encontrara en limbo. Ahora está en ropa interior, y lo noto cuando toma mi mano, así como noto que mi camisa está abierta, dejando a la vista mi abdomen, ella fue muy astuta en su trabajo quitándome la ropa.
Frida quita sus tacones. Ahora aprecio a esa Frida bajita y tierna, y me es imposible no sonreír por eso. Ella camina de vuelta al sofá, pero antes de que se siente, espera a que yo llegue, se sujeta a mis brazos y vuelve a besarme. Esta vez yo me inclino un poco para alcanzarla, pronto la fuerza de su agarre desparece, porque sus manos buscan el botón de mi pantalón. Yo dejó que haga lo que quiera conmigo, pero a cambio de eso sólo me sujeto de su cintura.