Enigma [Nicola Porcella]

25

Al día siguiente, en aquella fiesta con temática caribeña, Frida se acercó a hablar con Bárbara después de que la mayor tuviera una pelea con Apio y se gritaran después de cenar. 

Frida fue por Bárbara al baño, ahí ella me pidió que las dejara solas. Más tarde Frida me dijo que ella le pidió perdón a Bárbara por hacerla sentir mal, y porque después de pensarlo sintió que en algunas cosas se le pasó la mano, también le confesó que ella bromeaba con la posible salida de Bárbara el domingo, y también se disculpó por eso. Al final la argentina durante la noche se acercó a hablar conmigo para pedirme perdón, me dijo que me quería demasiado y no debió soltar esos comentarios. Al final me deseó éxito con Frida y me dijo lo que yo ya sabía: lo afortunado de tener a Frida como compañera de vida, porque ese era mi plan, y sonaba tan bien en mi cabeza. 

Más tarde comenzamos a jugar "Verdad o reto" con una ruleta. Me negué a hacer algunos retos, ya que solían bromear conmigo y Barby, quien solía buscarme constantemente, o acercarse. Yo la admiraba, y por eso nunca logré comprender las razones por las que solían burlarse por nuestra relación amistosa, aunque Frida también notaba algo que yo no notaba, por esa razón solía ponerse entre los dos, o llegar a abrazarme cuando estaba con Barby. Ese era un comportamiento extraño que no esperaba en Frida, pero lo amaba, por eso nunca reclamé algo, ya que si se lo hacía notar dejaría de hacerlo. 

A pesar de lo que se podía decir, cuando todos ya teníamos tragos arriba y la jefa comenzó a poner música, me fue imposible no complacer a Frida cuando ella me pedía que bailáramos. Bailar con ella era un desafío que disfrutaba más que nada ahí dentro, ya que adoraba su paciencia, la forma en que intentaba guiarme, el contacto con su cuerpo y las risas que soltábamos cuando me equivocaba. 

De pronto, mientras todos conversábamos a Sergio se le ocurrió cambiar el reto semanal, acompañado de las ocurrencias de Wendy. 

—Mejor si los salvan, nos aventamos todo el team infierno desnudos a la alberca, desde la puerta.

—Cómo vas a hacer eso Mayer, pinche viejillo puerco —comentó Wendy en medio de risas.

—Pero que sea tapándonos —mencionó Poncho—. Desnudos, pero pues nosotros con las manos en los bajos, y que nada más se nos vean las nalguillas. 

—Yo si lo hago ah —les dije riéndome y decidido. Ya quería ver cómo Frida lo resolvía.

—¿Y nosotras qué pendejos? —reclamó Wendy, señalando a Frida.

—Ay Wendy, ya todos te han visto los pezones a ti, no mames —hizo ver Poncho—. El problema aquí va a ser Frida.

—No te preocupes mi amor, nos vamos abrazados, yo te tapo arriba y tú me tapas abajo —le dije burlándome, Frida sólo pudo voltear a verme simulando estar enfadada, para después reír.

—¿No te han pedido abrir un Only? —preguntó Wendy a Frida.

—Sí lo han hecho, pero me niego.