—Creo que me estoy enamorando —le dije a Poncho después de que me preguntara la razón por la que parecía que estaba decaído.
—¿En verdad? No mames Nicola, llevamos tres días aquí, y ya te enamoraste —respondío burlón ante mi sufrimiento.
—Ya sé pe, pero no puedo controlarlo. ¿No te pasó así con tu esposa? Que piensas que has encontrado al amor de tu vida a tan sólo unos días de conocerla.
—No'mas me pasó cuando era morrillo, pero pues ya de grande no. ¿Quién te tiene así o qué? —no sabía si debía decirle.
—Olvídalo oe. Tiene novio o esposo, ya no sé. Tal vez sólo me estoy aferrando y yo sea el que sale este domingo.
—Pero lo tienes en el pecho. Anda dilo.
—Te juro que lo diré si me quedo. Y si me quedo intentaré meterme en esa relación pe —Poncho comenzó a reír.
—Si esto lo ve su vato, se va a encabronar —yo reí, lo sabía. En ese momento no se trataba de una estrategia para comenzar a interferir en esa relación, mi intención nunca fue ponerlos en contra, yo sólo planeaba conocerla y abrirme con ella. Al final las personas que te aman por lo que realmente eres son las que valen la pena.
Hasta ahora no tenía idea de la estrategia de Frida, pero si escuchaba que su nombre salía de las voces de otros integrantes cuando ella no estaba cerca. No sabía de qué se trataba, y tampoco quería averiguarlo, en este tipo de shows siempre intentan meterte ideas de otras personas, si yo conocía a Frida quería hacerlo sin cualquier tipo de prejuicio, cómo había sido hasta la fecha.
—¿Y tú cuántos años tienes Nicola?
—Treinta y cinco —respondí en automático ante las preguntas que se hacían alrededor de la mesa.
Pero cuando llegó su turno de responder, recibiría otra señal para alejarme.
—Veinticinco —respondio algo tímida. Y mientras ella era comparada con Emilio por ser los más jóvenes, yo no dejaba de verla y pensar que tan sólo era diez años menor que yo, diez años representan una generación distinta. Eso no está dentro de mis principios, y eso me hizo ver que debía alejarme a toda costa.
Cerca de la noche, decidí salir y ver las estrellas cerca de la piscina. Vi que alguien estaba ahí, un cuerpo femenino que tenía una almohada sobre el rostro. Si de nuevo volviera a verla, habría reconocido ese cuerpo donde sea.
Yo sólo me senté cerca, pero guardando espacio. Pasados unos minutos en los que pensé en mi familia y cosas que me mantenían demasiado tenso, sentí que ella se levantó, así fue cuando me vio y me habló.
—No sabía que tenías un hijo —Adrianito, enseguida se me formó una sonrisa, y me emocioné por compartirle de él.
—Es un niño divino. Tiene 11 años, sólo que está en Perú, aún no he podido traerlo a México junto con mi madre y la de él. Me encantaría poder hacerlo, de hecho para eso usaría el dinero si lo gano. Aunque estoy muy consciente de que algo así sería imposible. Este no es mi país, no tengo oportunidad contra personas que llevan más de 20 años de carrera —ella tomó mi muñeca para acariciarla, ahí sentí ese anillo de compromiso, pero en ese momento no pude pensar en que amaba a alguien más.
—No importa lo mucho o poco que te toque estar aquí, lograrás traer a tu familia —esa acción me hizo pensar que ella era alguien de confiar, pero entonces comprendí que algo tan personal y que no habría dicho bajo ninguna otra circunstancia lo había revelado, sin siquiera cuestionar sus intenciones. Entonces rogué al cielo porque ella no usara esa información en mi contra para sacarme del juego.

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Enigma [Nicola Porcella]
FanfictionLas palabras nunca le harían justicia, aunque dedicara el resto de mi vida a buscar las palabras exactas de todos los idiomas podría ser tan preciso para narrar todo lo que es, todo lo que representa y lo que me hace sentir. Es por estas razones que...