No Mercy - [Jenlisa] [HaruKyu]

cap. 40: duelo y venganza

Era casi de noche ahora, Jeongwoo despertó de una larga siesta, con Junkyu en sus brazos, quien aparentemente aún estaba dormido, dándole la espalda y abrazando una almohada.

Estaban en la habitación del mayor en su nuevo hogar temporal, después de haberlo consolado, ni siquiera recordaba cuando fue que ambos se quedaron dormidos de esa manera.

Miró al frente una manta, tenía algo de frío realmente, y seguro Junkyu también. Lo soltó para levantarse, pero inmediatamente el otro se dio la vuelta y se enganchó a él.

— No te vayas... — suplicó entre nuevos pequeños sollozos. — Quédate... Abrázame otra vez, por favor, no me sueltes...

— Sólo iba por esa manta. — respondió, señalando a ella.

Junkyu se levantó y fue corriendo por ella, después regresó nuevamente, dándole la manta y volviendo a sus brazos.

Jeongwoo los abrigó a ambos y volvió a abrazarlo, sobando su espalda.

— ¿Cómo estás ahora?

— ¿Soy irritante?

El moreno bajó la mirada hacia quien se refugiaba en sus brazos.

— ¿De verdad soy muy molesto?

— Claro que no. — respondió. — Junkyu, tú no eres irritante, ni molesto, ni fastidioso, ni infantil, ni nada de lo que te dijo Haruto, ¿sabes por qué te lo dijo? Porque quiere joderte, quiere que te sientas justo como te sientes ahora. Pero no eres nada de eso, y todos los que te queremos lo sabemos.

— Pero, ¿por qué Haruto quisiera ser tan grosero conmigo? Yo no hice nada para que sea así conmigo...

— No, Junkyu... — Jeongwoo tomó sus manos en aquel abrazó, haciendo que Junkyu se acurrucara en él. — Tú no tienes la culpa de nada...

.

— ¿Te terminó? — preguntó Lisa entre risas después de escuchar aquella historia.

— ¡Deja de reírte! — se quejó Haruto, caminando de un lado a otro, dando vueltas frente a ella. — ¡Esto es en serio! ¡Él no me puede terminar!

— Pues ya lo hizo. — respondió, imitando la última parte de la llamada de Junkyu. — Deja de ser tan paranoico. Ya te dejó, ¿qué quieres hacer ahora?

— ¡No sé! ¡Por eso te lo estoy contando! ¡Dime qué hago! — gritó, exigiendo una respuesta.

— No lo sé. — respondió sin prestarle importancia al tema. — ¿Qué quieres que te diga? Tú sólito arruinaste tu relación.

— Él dejó pasar todo antes. No entiendo por qué ahora no hace lo mismo, ¿qué cambió? Le doy regalos, lo invito a salir, comemos juntos, ¿qué más quiere? ¿Es mucho pedir un día sin que lo tenga encima? A veces me fastidia tanto tener que soportarlo, pero me sigue gustando.

— Yo creo que no te enamoraste. — corrigió Lisa. — Yo creo que sólo te gustó estar con él. Sólo mírate, Haruto, lo tratas casi igual a como lo tratabas antes, no veo la diferencia, sigues siendo muy distante con él.

— ¿Me vas a ayudar o no? — preguntó de mala gana.

— Bien, bien, ya, tranquilo... — Lisa se levantó de su lugar, con ninguna intención de decirle algo que le ayudara.

— Encima parece que mamá Rosé ya sabe... o al menos sospechará algo.

Lisa borró su sonrisa y volteó a verlo.