Capítulo 29.

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Manchester, Inglaterra.


Ante la gran pelea respectiva a ambos rubios, se desató un irremediable caos en la mansión, dándole a la historia un vuelco totalmente inesperado. Tal vez, esa discusión pudo ser apacible y medianamente reparable, sin embargo, no fue así.

En el transcurso de un tres meses, la corporación de Katakuri fue totalmente destruida por Doflamingo, o eso creían todos.

El gran incendio que asesinó a todos los presentes aquel jueves por la noche, también opacó la belleza de los pastizales y grandes viñedas, matando cualquier rastro de vida floral. El problema fue cuando, el desolado Luffy que yacía en el suelo medio inconsciente por el humo y el abuso de pastillas para olvidar su realidad, comenzó a convulsionar en medio de su somnolencia. Para su suerte, Trafalgar, quien no se había dignado en visitar al de pelo azabache desde la desaparición de su cercano Rosinante; corriendo con el corazón en sus manos asustado por la vida de su alegre sol, dejó atrás toda su investigación hecha papel para ir a salvarlo.

Su conocimiento en medicina fue su mejor aliado al momento de tratar a Luffy en unas de las casas en la villa un poco lejana a por donde ocurría el gran infierno.

Trafalgar sabía que debía cuidar del pelinegro, pero, ¿Cómo? Este pensaría inclusive que está muerto y que está en el más allá.

¿Qué debía hacer? ¿Cómo podría él ayudar a quien lastimó? ¿De dónde se supone que sacaría salud mental para apaciguar y resguardar a Luffy en sus brazos?

No puede seguir con esta mentira.

La cabaña que logró encontrar en medio del campo, ayudó a su sustento para seguir tratando a Luffy y este lograse despertar, aunque claro, eso aún no ocurría, el menor llevaba toda una semana inconsciente. Los conocimientos del Law en medicina, solamente lo llevaban acatar el único miedo en su alma que deseaba con todas sus fuerzas que no fuera esa, su conclusión final.

Luffy estaba en coma.

Arrodillado en el húmedo suelo de madera en el segundo piso de aquella choza, soltaba lejanas lágrimas de dolor negándose aún del estado actual de su... ¿Su?

— Luffy, ¿Por qué el destino nos atormenta mentalmente a ti y a mí? Por qué... — hizo un pausa para coger entre sus dedos, la mano del nombrado. — ¿por qué no podemos ser felices?

Bajo ese llanto, lamentó todos sus tropiezos en esa vida, pero por sobre todo, haberse quedado aquellas noches en la banca mirando como el idílico y raro niño, pintaba diferentes paisajes y cosas.

Lamentándose el día que escuchó a Luffy confesar que sus ojos eran como la luna, y respectivamente autonombradose un sol.

— Tú sol... Y yo soy... — no logró terminar aquella oración por la pena acomulada en su pecho después de tanto tiempo.

Perdió meses de su vida el cual pudo compartir junto al bonito monito artista. Tantos escasos momentos el cual se topó con su inexperiencia en el inglés, divertidos y tiernos, pero una carga en el lado romántico el cual le hubiese gustado desenvolverse junto a él.

Mintió al que consideraba el único que logró amarle con sinceridad, ¿Por qué lo hizo? Porque era un egoísta, prefirió su felicidad e identidad estúpidamente guardada debido a su falsa muerte.

Cafuné. - Lawlu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora