cafuné 5.

573 62 90
                                    

Inglaterra, Oxford

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.


Inglaterra, Oxford. Trafalgar D. Water Law.

¿Cómo alguien podía mancharse tanto la ropa por pintar? Se supone que hay ropas especiales para eso, no las telas que notablemente y posiblemente eran de marca.

Niños mimados, hijos de papi, tienen todo solo con gritar, no tienen talento alguno, todos son iguales.

Pensaba Law, mientras veía a un niño pintar en unas de las bancas felizmente, él estaba justo a un lado en la otra banca, a unos seis metros.

Viéndolo bien, es el niño que se despidió de él, ¿No debería haberlo saludado? Tal vez no sabe inglés, ¿o sí? Aunque igualmente si lo hubiera saludado, no podría haberle hablado sin dialogar con él mismo en la casa con cuatro meses de anticipación.

Lo vio irse con una sonrisa de oreja a oreja, feliz, radiante de luz, hasta era contagioso, logró sacar una pequeña sonrisa a Law, no por dentro, en el exterior.

Esto solía pasarle a Law algunas veces, cuando veía una comedia en la televisión, o cuando la letra de una canción era profunda, mas en personas no era muy común, pero era porque no salía mucho, la universidad lo sobrepasaba y aparte de por si, él no gustaba de caminatas, pero lo hacía por cuidar su físico. Porque sabía que podía sonreír en el exterior si veía a alguien tan feliz que le pegaba esa emoción. (solamente con niños pequeños)

Él se levantó para caminar hasta su departamento, pero a Law le dicen el niño no prodigio, (nadie le dice así) porque en un mal movimiento se tropezó, cayendo de rodillas a unos centímetros de la banca. Se levantó increíblemente rápido, y siguió su camino como si no tuviera un dolor punzante en sus rodillas, como si no sentía que le escurría sangre.

Con la vergüenza que tenía podría atropellarlo un auto y él se levantaría y diría que no le duele nada.

Así era él.

Solamente un inadaptado.

Inglaterra, Oxford. Monkey D. Luffy.

- Pintas precioso, Luffy. - comentó Corazón viendo la pintura colgada en la oficina.

- Gracias, Corazón, algún día me gustaría pintarte a ti, eres muy guapo, tienes un estilo propio, y eso ya es interesante, ya es una razón para querer plasmarlo en un lienzo. - el mayor se sintió halagado.

Desde que conocía a ese pequeño demonio, pudo entender que no era un niño cualquiera, era de ese porcentaje de la población que no quiere vivir en el qué dirán, aquel reducido porcentaje donde eliguen ser felices y no guiados por la sociedad. Era totalmente un placer hacerle clases al niño artista, para que fuera a Oxford, mostrar su arte, que se haga conocido y cumpla su sueño.

- He conocido pocas personas que les guste pintar y el tema del arte, ojalá tengas éxito. - sonrió para el menor, pero este solamente negó.

Luffy adaptó un semblante serio y se dirigió a él como el casi adulto que era.

Cafuné. - Lawlu.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora