Ubicación

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Las largas horas de espera finalmente llegaron a su fin cuando Vladimir recuperó la consciencia. Todos estábamos con la incertidumbre, la angustia y el desespero, ninguno de nosotros había podido siquiera descansar algo. Me encontraba a su lado, observando cada movimiento, cada señal de que estaba volviendo a la realidad. Su mirada aturdida se encontró con la mía y sentí un destello de esperanza en su expresión.

—Amari... —murmuró Vladimir, con su voz débil y entrecortada.

Mis oídos captaron esas palabras, y mi corazón latió con fuerza. Traté de descifrar lo que estaba diciendo, de entender sus palabras enredadas en el aturdimiento. Entonces, logré captarlas.

—La cabaña... —susurró.

—¿Cabaña? ¿Qué cabaña? ¿Dónde está Amari?

Vladimir parecía luchar por encontrar las palabras adecuadas, su mente aún confusa por la reciente operación y el parásito que había habitado en él durante tanto tiempo. Sin embargo, estaba claro que tenía información crucial.

—Debemos ayudarla... la dejé en la cabaña... —dijo Vladimir, su voz apenas audible pero cargada de urgencia.

—Sí, la cabaña, pero ¿qué cabaña? ¿Dónde está ubicada la cabaña?

Vladimir, aún debilitado, me miró directamente a los ojos y, con un esfuerzo notable, pronunció las palabras que estábamos esperando.

—Sé dónde está la cabaña... —susurró, con su voz temblorosa pero llena de convicción.

Mi corazón dio un vuelco de emoción y anticipación. Estaba dispuesto a escuchar cualquier pista que pudiera llevarnos hasta Amari.

—Dime, Vladimir, por favor. ¿Dónde podemos encontrar la cabaña? —le pedí con urgencia.

Vladimir tomó una profunda bocanada de aire antes de responder, su mirada fija en la mía.

—Es una cabaña en el bosque... en un claro oculto, rodeada por árboles altos y frondosos. Está al pie de una colina cubierta de musgo... —sus palabras eran entrecortadas, pero la determinación brillaba en sus ojos—. Recuerdo haber llevado a Amari allí, pensé que estaría a salvo...

Mi mente trabajó rápidamente, tratando de descifrar el enigma que se ocultaba en las palabras de Vladimir. Cabañas en el bosque había muchas, pero teníamos que encontrar la correcta, la que resguardaba a Amari.

—¿Puedes darme más detalles? ¿Alguna característica distintiva? —pregunté, esperanzado de obtener más información que nos ayudara a encontrar el lugar.

Vladimir hizo un esfuerzo por recordar, su rostro mostrando signos de concentración.

—Había un pequeño arroyo cerca... y unas flores silvestres crecían en el claro frente a la cabaña. También... había una vieja chimenea de piedra en el centro del lugar... —sus palabras eran como piezas de un rompecabezas que comenzaban a encajar.

Asentí, capturando cada detalle en mi mente. Teníamos suficiente información para comenzar la búsqueda. Me volví hacia los demás y les compartí los detalles revelados por Vladimir.

—Vladimir nos ha dado pistas sobre la ubicación de la cabaña. Está en el bosque, en un claro con un arroyo cercano, flores silvestres y una chimenea de piedra en el centro. Es allí donde Amari podría estar—informé al grupo, transmitiendo la esperanza que renacía en mí.

Sin perder tiempo, ellos se pusieron en marcha hacia el bosque, guiados por las indicaciones que había dado Vladimir. No podía dejar solo a Vladimir, por eso permanecí aquí, a su lado.

[...]


Me mantuve al lado de Vladimir, sintiendo una mezcla de alivio y culpa. Le acaricié suavemente la mejilla, tratando de transmitirle mi apoyo y disculpas silenciosas por lo que había pasado.

—¿Cómo te sientes? Lamento mucho haber tenido que dispararte con los dardos tranquilizantes. No quería lastimarte de nuevo, pero era necesario para salvarte —le dije con sinceridad, buscando su mirada.

Vladimir hizo un ligero movimiento de cabeza, como si quisiera asegurarme de que entendía la situación. Sus ojos reflejaban cansancio y debilidad, pero también había una chispa de gratitud en ellos.

—Hiciste lo correcto. No hay nada que perdonar—respondió con voz tranquila, su tono lleno de aceptación.

Sentí un nudo en la garganta al escuchar sus palabras. Admiraba su fortaleza y su capacidad para comprender las decisiones difíciles que había tenido que tomar.

—Me alegra que estés de vuelta—mantuve mi mano en su mejilla como muestra de apoyo—. Ahora intenta descansar. Lo necesitas.

—Gracias—aunque sus palabras eran débiles, cargadas de cansancio, me sorprendió demasiado que una palabra como esa hubiera sido pronunciada por su boca.

Este hombre despierta muchas cosas en mí. No deja de sorprenderme cada día. Cuando todo por fin acabe, le confesaré lo que siento, mientras tanto, lo mejor es darle tiempo al tiempo.

Encadenados IV •Tetralogía Mortal• [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora