Un plan

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—¿Cómo es posible que ella pueda hacer esto? —indagué.

—No lo sabemos, pero en realidad, ha sido de gran ayuda en estos momentos. 

—No, eso no—el cuerpo de Amari tembló, mientras su respiración se agitó.

—¿Qué está pasando? ¿Qué ves? ¿La soltó?

—Sí, no sé si está con vida, no puedo verla o sentirla—frunció los labios, pasando saliva—. Va por mamá. 

—Pero eso es algo bueno, pequeña. 

—No—negó con la cabeza, aún con los ojos cerrados—. Sus intenciones no son buenas. 

—¿Qué está pensando? 

—No puedo saberlo. 

—Intenta concentrarte. 

—Tenemos que ayudarlos ya, tío. 

—Tranquila, buscaremos la forma de sacarlos de ese lugar—Lenny se levantó, haciéndole seña a Marcus—. Llévanos donde los infectados, por favor. Debemos hacer la prueba. 

—¿Y se podría ver alguna mejoría instantáneamente? 

—No lo sabemos. Aunque, si te soy honesto, lo dudo mucho. 

[...]

Marcus y Lenny ingresaron a la habitación con determinación en sus ojos, llevando consigo el maletín que contenía la esperanza de nuestra salvación. Blair y la novia de Benjamín yacían inconscientes en la cama, luchando por su supervivencia mientras nosotros esperábamos afuera con preocupación.

Mis manos temblaban mientras Marcus me entregaba una jeringa, repleta de una nueva versión de la fórmula. Mi corazón latía con fuerza, mezclando la esperanza y el miedo en una amalgama de emociones. 

Con cuidado, inyecté el líquido en mi brazo, observando con atención cada reacción. Blair, Benjamín y su novia también recibieron su dosis, y entonces comenzamos la espera, aguardando el resultado de esta nueva oportunidad de lucha contra el virus.

El tiempo parecía detenerse en ese momento, mientras la habitación se llenaba de un silencio expectante. Cerré los ojos y respiré profundamente, tratando de controlar la avalancha de pensamientos y emociones que inundaban mi mente. 

¿Funcionaría esta nueva fórmula? ¿Seríamos capaces de liberarnos de esta maldición que nos consumía a todos?

Poco a poco, una sensación cálida y revitalizante se apoderó de mí, como si cada célula de mi cuerpo fuera renovada y fortalecida. Abrí los ojos lentamente y vi cómo el mismo cambio se reflejaba en mí. Sin embargo, miré hacia Blair y la novia de Benjamín y noté que seguían inmóviles, sumidas en su convalecencia.

Aunque la transformación que el parásito y el virus había impuesto sobre nosotras no se desvaneció de inmediato, la esperanza no abandonó mi corazón. Sabía que la fórmula necesitaba tiempo para surtir efecto completo, y confiaba en que, poco a poco, el mal que las aquejaba se desvanecería.

Me acerqué a Blair y a la novia de Benjamín, tomé sus manos con delicadeza y les susurré palabras de aliento. Sabía que el camino hacia la recuperación no sería fácil, pero estábamos todos juntos en esta lucha.

[...]

Después de dejar a Blair y a la novia de Benjamín descansando, Lenny y Marcus se acercaron a nosotros con seriedad en sus rostros. Sabíamos que era el momento de enfrentar la realidad de nuestro próximo desafío: infiltrarnos en el laboratorio. Como exdetective, tenía experiencia en planificación y estrategia, pero esta situación era única y los riesgos eran enormes.

Marcus comenzó a hablar, su voz cargada de cautela y determinación. Nos reveló la ubicación exacta del laboratorio, un edificio subterráneo oculto bajo un complejo industrial abandonado en las afueras de la ciudad. La descripción detallada y el conocimiento de Marcus sobre la estructura indicaba que había investigado profundamente antes de encontrarnos.

Nos advirtió sobre los múltiples niveles de seguridad que rodeaban el laboratorio, incluyendo sistemas de vigilancia avanzados, guardias armados y tecnología de vanguardia. Cada paso debía ser cuidadosamente planeado para evitar la detección y el fracaso.

Junto a Lenny, Marcus delineó un plan inicial para ingresar al laboratorio. Estudiamos cada posible entrada, evaluamos los horarios de cambio de guardia y analizamos las vulnerabilidades del sistema de seguridad. La información que Marcus había recopilado era valiosa, pero sabíamos que era crucial afinar cada detalle y anticipar los posibles obstáculos que encontraríamos en nuestro camino.

Discutimos los riesgos implicados en esta misión. Cada uno de nosotros aportó ideas y perspectivas únicas para mejorar el plan y minimizar los riesgos.

Sabíamos que la misión no sería fácil ni exenta de peligros, pero estábamos dispuestos a arriesgarnos por la verdad y por recuperar nuestras vidas. Nos dimos cuenta de que la confianza y la determinación serían nuestras mejores armas en esta lucha contra los poderes oscuros que nos acechaban.

Con el plan esbozado y los objetivos claros, nos dispusimos a trabajar en los preparativos. Sabíamos que el tiempo estaba en nuestra contra, pero también sabíamos que juntos éramos capaces de enfrentar cualquier desafío.

Encadenados IV •Tetralogía Mortal• [✓]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora