Encadenados IV •Tetralogía Mortal• [✓]

Corta de tiempo

Leonor

No tengo idea de dónde nos encontramos, pues desde que nos trajeron a este lugar, nos han tenido a oscuras y en cautiverio. Nuestras habilidades y energías no son las mismas. Antes la oscuridad no era un problema para nosotras, pero ahora es como si hubiéramos regresado a la normalidad, algo que por alguna razón, no me tranquiliza en lo absoluto, tal vez porque, sin darme cuenta, me había acostumbrado a ese nuevo estilo de vida. Ahora me siento tan impotente, inútil y débil, al estar rodeada de personas peligrosas y no tener la habilidad de defenderme contra ellos.

Blair no ha estado actuando de la misma manera. Desde que desperté adolorida, le he hablado, pero no responde, solo he logrado oír su respiración agitada. Mis manos y piernas encadenadas no permiten que la alcance a donde quiera que esté ubicada.

Escuché los suaves pasos de alguien más dentro de la habitación. Hacían eco sus pisadas. Intuí que podía tratarse de ese hombre que nos visitó hace poco, cuyo nombre y apariencia desconozco, pero no parece ser uno de esos infelices, ya que en aquella ocasión solamente se limitó a preguntarnos cómo nos sentíamos.

—¿Quién está ahí?

—No tengo mucho tiempo—era la voz de ese hombre.

—¿Cuándo nos dejarán salir de aquí? Nosotras no somos un peligro para nadie, son ustedes los monstruos aquí.

—Escúchame atentamente, Leonor. No les queda mucho tiempo a ninguna de las dos. Si quieren salir de aquí, tendrán que seguir mis indicaciones.

—¿Por qué debería confiar en ti? Ni siquiera te conozco.

—Seamos honestos. Dime la verdad. ¿Tu instinto no te está diciendo que algo no anda bien?

—¿Qué quieres decir con eso?

—En estos momentos no tengo tiempo para darte una explicación completa, pero lo más importante es lo siguiente. El objetivo primordial del experimento era replicar el resultado y hacerlos multiplicarse, ustedes fallaron en la fase de reproducción, por ende, ya no son sujetos de prueba viables. La orden es eliminarlas.

—¿Eliminarnos?

—Asesinarlas. En resumidas cuentas ni siquiera les voy a pedir que confíen en mí, solo confíen en su instinto y sepan que tienen dos opciones: o me hacen caso y sobreviven, o me ignoran y perecen. Lamento decirles que no tienen mucho tiempo para pensarlo.

No tengo de otra más que confiar en este tipo.

—¿Qué le sucede a Blair? ¿Por qué no habla?

—Tu compañera está batallando contra un parásito que está en su cuerpo.

—¿Parásito?

—Entre más tiempo pase en un ambiente frío, las probabilidades de que ese parásito se multiplique son más altas. El mismo cambio de ambiente y temperatura ralentizó el ciclo de vida del parásito y esto ha provocado que sus defensas bajen más rápidamente. Ahora bien, lo más conveniente tal vez sea mantenerla en un lugar frío, puede que esto acelere el ciclo de vida del parásito y logre librarla.

—¿Qué sucederá con ella si no recibe la atención necesaria?

—Lo mismo que pasará si seguimos perdiendo tiempo hablando.

Desconocía que Blair estuviera pasando por algo tan serio. Necesitamos salir de aquí.

—¿Por qué quieres ayudarnos siendo parte de ellos?

—Tal vez porque no quiero más muertos en mi consciencia.

—¿Qué debo hacer?

—Les van a suministrar un medicamento vía intravenoso que funciona como una especie de sedante. Claro está, lo he alterado un poco para que el efecto no sea tan prolongado. Lo único que debes hacer es cooperar. Permitir que te inyecten y no poner resistencia. Entre más débiles y dóciles se comporten, no las verán como una amenaza y creerán que tienen la situación bajo control. Me encargaré de sacarlas del laboratorio, ya cuando despierten estarán fuera, pero es tu responsabilidad encontrar un buen escondite donde no las encuentren. Ni se les ocurra regresar por los demás.

—¿Qué sucederá con ellos?

—Ellos no podrán salir todavía. Los tienen bien vigilados, pues son vitales y de suma importancia para el experimento. Si pude acercarme a ustedes es por la razón que les comenté. Así mismo irán descartando a quienes no les sirvan.