The Princess

⚘CHAPTER TEN⚘

[SALVADOS]

Una vez Jane estuvo desangrándose en el suelo, Bells se lanzó al lago para poder salvar a Harry Hook de su destino, comenzó a nadar hasta que en lo fondo encontró la jaula con el chico inconsistente adentro. Con todas sus fuerzas llevó sin problema alguno la gran jaula de hierro a superficie, con ayuda de magia logró romper el hechizo y sacar de ahí a Harry quien se encontraba ya muy pálido.

Bells lo recostó sobre sus piernas y comenzó a checar su pulso y por suerte todavía tenía pero muy débil. Bells comenzó a darle rcp: comenzó con tratar de sacar el agua de sus pulmones. Así que la princesa tapó la nariz del pirata y se acercó a su boca y comenzó a introducir aire dentro de esta repetidas veces hasta que Hook reaccionó y escupió agua.

La princesa sonrió y se lanzó a abrazar al pirata con mucha emoción.

— ¿estas bien?— preguntó en su oído la castaña y este asintió.

— ¿tu estas bien?— preguntó ahora Harry retomando la respiración.

Bells asintió mientras se separaba lentamente del abrazo del chico. La hija de la Bella miró los ojos azules del hijo del Capitán Garfio y sonrió, sintió un dejavú de cuando fue su primer beso en la Isla. La princesa se sentía tentada de unir sus labios con el chico y Harry no iba a desaprovechar la oportunidad, el pirata comenzó a acercarse lentamente a los labios de la chica pero esta se dio cuenta de sus intenciones y se apartó rápidamente.

Un silencio incómodo se generó para Bells, para Harry era todo lo contrario; el sonreía con mucha emoción y ternura mirando fijamente a la princesa. La castaña se puso de pie y ayudó al pirata a hacerlo también, entonces recordó lo que le había hecho a la hija del Hada Madrina y rápidamente corrió a donde estaba. Harry salió corriendo detrás de Bells y al llegar a donde estaba Jane quedó sorprendido de ver el gran charco de sangre a su alrededor.

— ¿qué pasó?— preguntó sorprendido.

— no hay tiempo de explicar... ¡tengo que llevarla a Auradon!— exclamó cargando al Hada.— tú espera aquí, mandaré a gente por ti.

— ¡no te dejare ir sola!

— okey pero harás lo que yo te diga... ¿esta bien?— pregunto y este asintió— súbete a mi espalda.