𝑾𝒉𝒆𝒏 𝑰 𝑮𝒓𝒐𝒘 𝑼𝒑

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Narra FP.

Jughead ama a su madre.

Eso no me hace enojar ni nada por el estilo, creo que todos los niños deberían poder amar a sus madres.

Es solo que Gladys no me agrada.

Jug y yo estabamos en el auto,lo estaba llevando al lado sur, para que se quede con su madre, tal como pidió. Movía sus piecitos emocionado y cantaba una cancion que él mismo estaba inventando.

-Brum brum brum...los autos van y vienen y-

-Oye campeón.

Él me miró con una sonrisa.

-Eres el mejor hijo del mundo ¿Sabías?

-¿En serio?

-Sí.

-¿Y Betty no?

-Betty es la mejor hija, y tú eres el mejor hijo.

-Que bien -sonrió- Betty te ama.

-Lo se, campeón. Yo la amo a ella.

-¿Y a mi?

-Te amo hasta la luna, enano.

Él sonrió mirando su libro de tapa rígida.

-¿Por qué Alice nunca nos acompaña cuando me llevas con mami?

Mierda.

-No hay porqué, campeón.

-Oh. ¿Por qué?

-Porque no siempre hay una razón para todo.

-Mentira, porque en ese libro que me regalaste, dice que un filosofo dijo que todo lo que pasa tiene un porqué.

¿Por qué tuve que darle ese libro?

-Bueno, muchacho. Lo hablaremos otro día.

-¿Por qué?

-Porque ahora ya llegamos, vamos.

Bajamos del auto, y Jughead corrió a la puerta mientras yo caminaba detrás suyo. Golpeó la puerta y esperó abrazando su libro, con su mochila de Mini Einsteins en la espalda.

La puerta se abrió, y mi mayor miedo se cumplió.

-¡Mami!

-Hola, enano -dijo acariciando su cabello- Hola, anciano.

-Hola, Gladys. Jug, ve al auto.

-Pero papá...

-Campeón, haz lo que digo.

-¡Pero lo prometiste!

-Se lo que dije, Jug. Ve al auto.

Mi hijo rompió en llanto. Mientras gritaba y lloraba lo levanté, y lo llevé al auto, que estaba tan solo a dos metros. Lo puse en la parte trasera y le di una paleta que habia en la guantera.

-Ya te explico, cariño. No te enojes ¿Si?

-¡Quiero a mami!

-Lo se -murmuré- Ya vengo.

Lo dejé ahí y me dirigí de nuevo al trailer.

-¿Qué haces con mi hijo?

-Primero que nada, tu trailer parece un basurero, y acordamos que para que Jughead venga, debería estar decente. Segundo, estas ebria.

-No es cierto -dijo tambaleandose un poco-

-Gladys, ni siquiera puedes pararte.

-Dame a mi hijo.