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Betty

Desperté a la mañana siguiente. Bajé las escaleras para entrar a la cocina, donde vi a papá y mamá sentados desayunando.

Los saludé con la mano y abrí la nevera para sacar el jugo de naranja y servirme un vaso. Me senté junto a mamá, y ella suspiró parandose detras mío para recoger mi cabello y dejar un beso en mi cabeza.

-¿Cómo te sientes?

-Bien -murmuré-

Mire a papá. Él solo veía su taza.

-Papá está enojado -dije casi susurrando-

-Un poco -afirmó mi mamá mientras volvía a sentarse-

-Papá -dije intentando llamar su atención- ¿Estás enojado conmigo?

-Solo estoy enojado.

Suspiré recargando mi cabeza en la palma de mi mano.

-Te dije que no vayas. Te dije que era peligroso.

-FP...

Él ignoró a mamá.

-Pero tenías que ir. Ya no escuchas lo que te digo, ni te importa lo que pienso, y yo solo quiero cuidar de tí. Y si no ibas a esa fiesta, nada de lo que pasó hubiera pasado.

-¿Asi que es mi culpa?

Papá suspiró.

-Solo estoy diciendo que-

-Cariño -mamá lo interrumpió- déjala en paz.

-Alice-

-No. Déjala en paz.

Miré a papá mientras él volvía a bajar la mirada hacia su taza.

-Responde lo que te pregunté.

Él se quedó en silencio.

-Papá.

-No lo sé, Betty.

Mis ojos se cristalizaron y salí de la cocina para subir al cuarto de mis padres y meterme en el armario. Cerré la puerta y me senté abrazando mis rodillas mientras lloraba silenciosamente.

¿Por qué diría algo así?

¿Y si en verdad es mi culpa?

Todos me advirtieron. Todos dijeron que no vaya y yo no escuché. Debí saber lo que iba a suceder.

Todos lo vieron venir menos yo.

Que idiota.

Me estaba hundiendo en mis pensamientos cuando la puerta del armario se abrió.

-¿Qué pasó, princesa? -una calmante voz preguntó-

-Juggie -sollocé-

-Ven -tomó mi mano- vamos a mi cuarto.

Me levanté y me llevó a su cuarto. Cerró la puerta y nos acostamos en su cama.

-¿Quieres contarme?

Negué con la cabeza abrazándolo y él besó mi frente.

-Bien. Si cambias de opinion estoy aquí.

Estuvimos ahí durante mucho tiempo. Quizá pasó una hora hasta que mamá abrió la puerta y entro junto a mi padre.

-¿Podemos hablar con ustedes? -él preguntó-

Asentí con la cabeza mientras nos sentabamos y ellos hacían lo mismo.

-Están creciendo y se que quieren hacer cosas, tonar riesgos y divertirse -mamá afirmó- es normal, y está bien que lo hagan. Pero necesitamos que entiendan que si nosotros decimos que no a algo es porque hay una razón detrás de eso. Jamás diríamos que no sin una razón.

-Y cosas como lo que pasó anoche -papá agregó tomando mi mano- son cosas que nosotros podemos ver venir y queremos prevenir ¿Si?

-Me hiciste sentir mal -dije mirándolo a los ojos- como que fue mi culpa.

-No fue tu culpa -negó con la cabeza- lo siento. Me enfurece que cosas como estas puedan sucederte. Eres mi hija, y quiero que estés bien siempre. Odio que el mundo no sea 100% seguro para ustedes. Lo siento en serio, mi amor.

-¿No crees que es mi culpa?

-Claro que no. Creo que deberías escucharnos de ahora en más cuando te digamos que no debes hacer algo, de todas maneras.

Asentí con la cabeza.

-Muy bien. Cancelaremos su castigo si prometen que la próxima vez no van a hacer una estupidez como huir de casa.

-Lo prometo -afirmé-

-Yo también -Jughead me siguió-

-Muy bien -mamá sonrió-

𝑾𝒉𝒆𝒏 𝑰 𝑮𝒓𝒐𝒘 𝑼𝒑Donde viven las historias. Descúbrelo ahora