Jughead.
Era sábado. Habíamos terminado de cenar y estaba preparandome para ir a dormir, a punto de ir a saludar buenas noches a Betty. Golpeé dos veces su puerta, ella abrió y me empujó dentro para cerrarla de nuevo.
Vestía un vestido fucsia que para mí era demasiado corto y una chaqueta de cuero negra que papá le había regalado, junto con sus botas blancas tornasoladas y un maquillaje que no se cuándo aprendió a hacer.
-Okay, Jughead. Esto es así: O me cubres, o vienes conmigo.
Dios mío.
-Betty, es peligroso lo que estás haciendo.
-No, no lo es. Por favor, solo ayúdame.
Suspiré viendo la desesperación en sus ojos.
Entiendo lo que le pasa. Es horrible no tener amigos, y no quiero que ella tenga que pasar por eso.
-Linda, no necesitas ir a ninguna fiesta para agradarle a la gente ¿Si? -dije acariciando su mejilla-
Sus ojos se cristalizaron. Mierda.
-Juggie...por favor.
La abracé de inmediato y sentí como una lagrima cayó en mi hombro.
-Tranquila princesa. Estoy aquí. Iré contigo.
-¿En serio?
-Sí. Pero quiero que sepas que me parece muy mal lo que estás haciendo. Papá y mamá solo quieren cuidarte.
-No se enterarán.
-Eso espero.
Me cambié rapidamente y los dos bajamos sigilosamente hasta el sótano, para salir por la ventana que papá jamás arregló. Caminamos juntos hasta la casa de Reggie.
El idiota nos abrió la puerta y pude ver como miró a mi novia de arriba a abajo. Dios, me moría por romperle la cara.
-Pasen, hay cerveza en la cocina.
Los dos entramos, Betty tomó mi mano y me llevo a la cocina. Estaba a punto de tomar una botella de vidrio cuando la tome de la cintura y la senté en la mesada.
-Ya es suficiente que no impedí que vengas. No vas a tomar más malas decisiones ¿Me oiste? Tienes quince años y estás en la casa de un chico que quiere acostarse contigo, no es el momento para descubrir cómo te afecta el alcohol al cerebro.
Ella bajó la mirada.
-Bien. Lo siento.
-Oye -levanté su mentón con suavidad- te amo. Quiero que te diviertas y no te pase nada ¿Bien?
Betty asintió y dejé un beso en sus labios.
Durante la noche, le envié un mensaje a Archie para que vaya a la fiesta mientras Betty bailaba con unas chicas que había conocido hace unos minutos.
Cuando mi amigo llegó, yo la miraba bajo las luces de colores. Su cabello se movia angelicalmente y su sonrisa iluminaba la habitación.
Archie se sentó a mi lado.
-¿Qué tal?
-Quizá no fue tan mala idea venir. La está pasando bien, y mira, hizo dos amigas.
-Uf -dijo mirando en su dirección- que me las presente.
Reí negando con la cabeza.
-Si. Pero no son ni la mitad de lo que ella es.
-Ni cerca -afirmó-
-Okay, cálmate.
-Lo siento.
Betty comenzó a camibar hacia nosotros. Se sentó a mi lado y besó mi mejilla dejando su labial rojo marcado en ella.
-Gracias por traerme.
Le di una sonrisa y ella miró a Archie.
-¿Ves a la chica se cabello negro con la que estaba recién?
-Claro que la veo.
-Ella cree que eres lindo. Sácala a bailar.
-¿En serio?
-¡Apúrate Archie! O alguien más lo hará.
Nuestro amigo se levantó y se fue, mientras Betty se sentó en mis piernas de costado, apoyando su cabeza en mi hombro.
-Eres muy lindo -dijo pasando sus dedo por mi cabello en la parte mas baja de mi cabeza-
-Tú eres muy linda.
-Te amo.
-Yo te amo a tí.
Betty me miró, y juntó sus labios con los mios en un beso distinto a los que siempre nos dábamos. Nuestras lenguas jugaban entre ellas y solo nos separamos cuando sentimos que estabamos por quedarnos sin aire.
Una sensación recorrió mi cuerpo cuando abrí los ojos a encontrar los suyos, y la tomé por detrás del cuello para acercarla y volver a besarla de la misma manera.
En ese momento, solo podía verla a ella.
Ella se paró y tomó mi mano para arrastrarme a la cocina, donde no había nadie. Se sentó sobre la encimera y me acercó a ella tirando de mi camiseta para besarme de nuevo, pero esta vez con más desesperación. Mis manos apretaban la parte de sus muslos que estaba descubierta cuando mi teléfono comenzó a sonar.
Oh no.
-Es papá.
-Mierda. ¿Qué le vas a decir?
-No lo sé...Quédate aquí.
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𝑾𝒉𝒆𝒏 𝑰 𝑮𝒓𝒐𝒘 𝑼𝒑
FanfictionCuando Betty y Jughead alcanzan la edad ee cinco años, FP y Alice, sus padres, se casan. Los cuatro se mudan juntos, lo cual significa un mundo lleno de cambios para los dos más pequeños.