• Quince •

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Me encontraba en un estado de shock. Solo recuerdo algunas cosas desde que recibí esa noticia hasta que subí al jet de mí novio.

Mis pensamientos estaban creando los peores escenarios respecto a la vida de mi hermano. Y se que soy algo pesimista, pero me es inevitable. Solo deseo que se mejore pronto ya que no podría perdonarme nunca que por mi culpa él se encuentre en esté estado.

No es tú culpa.

Repitió mi conciencia. En el fondo se que no lo era pero, por alguna razón mi mente me traiciona y me repite una y mil veces que la culpa ha sido toda mía.

-Amor- llamó mi novio a mi lado.

-Uhm?- murmuré mientras veía a través de la ventana del jet, la preciosa vista del cielo

-Me aseguraré de que tú hermano mejore pronto.

-No asegures nada. El dinero no lo comprá todo- murmuré con los dientes apretados

-Amor...

Cerré mis ojos con fuerza, regañandome internamente por responderle de esa manera. Sé que le respondí de una manera poco amable, me siento culpable por hablarle de esa forma ya que él no es el culpable de lo que está sucediendo,
pero me fue inevitable.

Volteé mi rostro para verlo, mis labios formaron un leve puchero y sentí mis ojos cristalizarse.

-Lo siento, cariño. No debí hablarte de esa manera. Se que solo quieres ayudar y yo solo me comportó como una idiota contigo- mi voz se quebró a medida que hablaba

-No te preocupes, cielo. Solo... no te insultes, si?, Detesto que lo hagas.

Asentí. Pronto sus brazos me rodearon permitiéndome recostar mi cabeza sobre su pecho

Dios mío, te pido por la salud de mi hermano. Por favor, cuídalo y permite que pase muchos años más a mí lado.

Mi rostro escondido en el pecho de mí novio, me tranquiliza bastante. Su mano dando suaves caricias a mi cabello hace que me sumerja en un profundo sueño y así poder descansar en lo que queda del viaje.

Abro mis ojos lentamente, parpadeó un par de veces hasta acostumbrarme a la luz. Miró a mi alrededor y me doy cuenta que estoy en una habitación.

¿No se supone que me quedé dormida en el Jet?

Trato de moverme pero un brazo rodea mi cintura. No me asusto ya que se de quién se trata. Con cuidado doy medía vuelta hasta encontrarme con el perfecto y precioso rostro de Aleksander, así que me quedé mirándolo un poco más de lo normal.

Es realmente guapo.

Y tan mío.

Las ganas de ir al baño me invaden, con sumo esfuerzo quitó el brazo que rodea mi cintura para así ir al baño. Cuando lo encuentro con éxito hago mis necesidades y luego me doy una relajante ducha. Tomé una toalla que encontré allí y cubrí mi cuerpo. Cepillo mis dientes y luego peino mi cabello húmedo para desenredarlo.

Al terminar salgo del baño y me encuentro con mi novio sentado, recostado en la cabecera de la cama mirando su teléfono.

Al percatarse de mi presencia, alza su mirada para verme y me brinda una de sus encantadoras sonrisas. Deja su teléfono en la mesa de noche que está junto a la cama y extiende su mano en mi dirección con la clara invitación a que me acerqué a él.

Sin pensarlo dos veces camino hasta él, de un rápido movimiento puso sus manos en mis caderas y me aventó a la cama, me hizo rodar hasta quedar bajo de él. Abrí mi boca para decirle algo pero estampó sus labios con los míos en un dulce beso.

CataniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora