• Treinta y dos •

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Trato de acomodarme mejor en la cama, pero Aleksander se encontraba casi sobre mí, su boca estaba literalmente en mi seno como si fuera un bebé, la escena me causa un poco de ternura al ver a mi novio de esa manera, pero frunzo el ceño cuando siento adolorido mi pezón el cual Aleksander tiene en su boca. Anoche nos excedimos un poco pero no me quejo, todo fue maravilloso.

—Buenos días, mi amor— murmuró adormilado al despertar, sonreí leve y me incliné para besar su frente

—Buenos días, cariño. ¿Estás cómodo con mis senos?— pregunté con un poco de diversión

—Demasiado cómodo— murmuró escondiendo su rostro en medio de mis senos ocasionando que me ría

—Cielo, no quiero incomodarte pero me urge ir al baño.

—Amor— se queja, me causa ternura el cómo actúa como un niño conmigo

—Volveré pronto, lo prometo.

—Por favor, quiero darte un par de orgasmos más antes de irnos— se queja mientras se alejaba de mí poniéndose boca arriba con los brazos cruzados tras su cabeza

—¿A donde iremos?— pregunté con curiosidad

—Si te digo no me dejarás hacerte el amor— murmura haciendo un puchero. Sonreí y me incliné para dejar un pequeño beso sobre sus labios

—Pero estoy disponible para ti toda la noche— murmuré coqueta, él me sonríe con picardía pero no me sigue el juego

—¿Se te quitaron las ganas de ir al baño?— pregunta cambiando de tema —De ser así te haré mía

Le sonreí tímida antes de levantarme rápidamente para dirigirme al baño, hago mis necesidades, lavo mi rostro y por último cepillo mis dientes, peino mi cabello con mis dedos para no seguir con la apariencia de una bruja. En eso llega Aleksander, gracias al enorme espejo del lavamanos, en el cual me estoy mirando ahora mismo. Me permite ver la desnudes de su cuerpo. Se acerca a mí por detrás y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, apoya su mentón en mi hombro mientras nos vemos por el reflejo del espejo.

—Te has despertado muy mimoso hoy— murmuré divertida

—¿Te molesta?— pregunta con voz tierna

—¿Cómo crees eso? amo que seas así conmigo, me dejas claro que confías tanto en mí al punto de actuar como un bebé berrinchudo.

El solto una risa nasal, sus ojos brillaban y eso solo me hacía sonreír cómo boba. El me voltea rápidamente, toma mi mentón para hacer que lo mire

—Te amo tanto mi amorcito lindo— murmura —Te amo. Te amo. Te amo— repitió montones de veces mientras dejaba suaves picos por todo mi rostro.

La sensación que recorre mi cuerpo en este momento es indescriptible, me siento tan querida. Tan amada por este hombre que no dudaría en compartir el resto de mis días con él.

—Me encanta como se ven las marcas de mis manos en tu trasero.

Me río un poco antes de inclinar mi rostro en dirección al espejo para ver qué efectivamente están las marcas de las manos de Aleksander en mi trasero.

—Ahora vamos al Jacuzzi, te daré un par de orgasmos antes de irnos— murmuró sobre mis labios

—Esa idea me gusta mucho— murmuré antes de unir nuestros labios.

Luego de un placentero rato en el jacuzzi, nos terminamos de asear, nos vestirnos adecuadamente para salir y luego nos dirigimos al comedor para desayunar. Al llegar nos llevamos la grata sorpresa que solo Bastián se encuentra ahí sentado en el comedor  vestido adecuadamente por si en cualquier momento fuera a salir.

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