• Veintiuno •

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Actualización 3/3


El sonido de un teléfono hace que poco a poco me despierta, me remuevo en mi cama, pero lo único que logro es chocar con algo dura.

-Mierda- me quejo. El sonido del teléfono suena nuevamente -Apaga esa vaina o lo estrellare contra la pared- advierto aún adormilada. Unos segundos pasan hasta que el sonido sesa, pero es reemplazado por la voz de mi novio.

-A las cuatro de la tarde está bien.

Me remuevo y doy medía vuelta para darle la espalda. Quiero seguir durmiendo y esa llamada no me deja. Pasan unos minutos de silencio, sonrió triunfante antes de ir nuevamente al mundo de los sueños.

Siento unas manos cálidas en mi vientre, seguido de un beso en mi hombro.

-Buenos días, cariño- saluda, su voz suena profunda y ronca, provocando un estremecimiento placentero ante la acción

-Quiero dormir- murmuré, él se rió leve y sentí como se pegó más a mí pegando su erección en mis nalgas, frotándose descaradamente en ellas. Sus besos van desde mi hombro hasta mi cuello, enviando miles de sensación por todo mi cuerpo.

Me río dando media vuelta para unir nuestros labios. El beso es lento y deseoso. Llevó mis manos desde su abdomen hasta sus hombros para envolverlos tras de su cuello y pegarlo a mí, él entiende y se posiciona en medio de mis piernas sin dejar de besarme.

Junta su sexo con el mío y se empieza a frotar contra mí. La sensación es maravillosa, placentera y si sigue así, conseguirá que llegue al orgasmo sin siquiera follarme.

-Aleksander- susurré sobre sus labios

-Se paciente, amor- murmura en respuesta

-Paciente mis pelotas, follame ahora- le exigí con el ceño fruncido, aún frotándose contra mí

-Aguanta un poco- murmuró divertido

-Joder, si no lo metes ahora mismo te juro que...- me cayó de golpe cuando lo mete de un solo totazo. Jadeo sorprendida por tan inoportuna intromisión, a lo que él sonrió burlesco.

-Se supone que me amas, no debes ser cruel conmigo.

-Es que verte en está posición rogándome, me excita.

-Y si te mando a la mierda, me verás de la misma manera- le pregunté enarcando una ceja

-Por supuesto, solo me endurecerás más y será más intenso al momento de follarte.

Decidí hacer silencio mientras se movía dentro de mí, al principio los movimientos eran lentos, suaves y con un vaivén desesperante, pero placentero al mismo tiempo.

Él baja sus manos a mi cintura y me alza un poco para entrar más profundo en mí. La posición es un poco extraña, pero me gusta porque siento su miembro en cada parte de mi interior.

Los movimientos se vuelven más rápidos, constantes y demasiado placenteros. Pongo mis ojos en blanco cuando un espasmo recorre mi cuerpo, informándome que pronto me voy a correr.

Siento el placer más intenso cuando pone su dedo en aquel botón que me hace retorcer de placer.

-Aleksander- gemí, no sabía porque pero sentía todo más intenso, más placentero, más... increíble.

Las embestidas seguían sin parar, me retuerzo cuando el orgasmo llega, pongo mis ojos en blanco llegando al más alto éxtasis que jamás creí sentir.

Es que con Aleksander, todo es maravilloso. El sexo es intenso, el amor es mutuo y nos cuidamos al otro

Aún con mis ojos cerrados, sonrió maravillada por tan increíble momento. Abro mis ojos para ver a mi hombre el cual me mira de una manera bastante atrevida. Mi rostro cambia a confusión al ver la humedad en su abdomen, luego caigo en cuenta que mi abdomen igual se encuentra un poco húmedo. No se porque algo me dice que eso no es sudor.

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