• Doce •

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Media hora más tarde, nos encontramos frente a un local diseñado como una rocola. Literalmente es como una rocola gigante, pero está solo es la entrada del local, ¿Por dentro será igual?

—Cuando pruebes la pizza que preparan aquí, vas a desear comer únicamente en esté lugar— Me comentó al abrir la puerta del local permitiendome pasar primero.

Miré a mi alrededor y sonrió al acertar con la temática. Es algo al estilo años 50. Él piso es de cuadros negros con blanco, como si de un tablero de ajedrez se tratará. Mesas de color blanco rodeadas por sofas rojos. Él local es bastante bonito, pequeño y acogedor. Al estilo Rock and Roll.

—Hola, bienvenidos a Diner's— anunció amablemente una chica de cabello rubio.

Vestía un pantalón negro de cuero, una blusa blanca. Una pañoleta roja adornaba su cuello y unos tacones del mismo color. Debo admitir que se ve bastante bien.

—Greta— Saludo mi acompañante. La rubia se acercó a él y lo abrazó fuertemente.

—Hola, Sander, ¿Qué te trae por aquí?— saludó ella con evidente entusiasmo ignorando  mi presencia. Sin poder evitarlo ya tenía mi ceño fruncido con desagradó.

¿Sander, enserio?

—La pizza que prepara él señor Gregory, es única— contestó Aleksander.

—Tan especiales que solo una persona digna tiene el privilegio de probarlas, y más si eres tú quién la traes.

—Así es, por eso he traído a mi novia— indicó mi novio orgulloso al señalarme. La chica me mira con una sonrisa bastante hipócrita, algo que yo imite pero la mía era obvio el desagradó.

Hasta que se da cuenta de mi presencia, la descarada.

—Vaya, vaya, hasta que alguien captura tu vil y frío corazón— bromeó ella tratando de aliviar la incomodidad, pero mi rostro estaba serio e indiferente.

No me agrada esa chica. Ahora trata de ser amable cuando me ha ignorado desde que vió a Mí Novio.

—Greta, te quiero presentar a Catania, mi novia. Catania, ella es Greta, hija del señor Gregory— nos presentó Aleksander. Nos dimos un saludo de manos por cortesía, pero una ligera sonrisa llena de hipocresía adornaba su rostro

—Es un placer conocerla, Catania.

—Lastima no puedo decir lo mismo de ti, Greta.

Solté su mano con desagradó. No se si me estoy comportando como una tonta, Pero, ¡por favor, ella empezó!

Todo se volvió incómodo, Aleksander no dijo nada porque notó la acción de Greta todo el tiempo, y sabe que no fue para nada agradable.

—Por favor, tomen asiento para tomar su orden— dijo la rubia tratando de aliviar el ambiente.

Puse los ojos en blanco para luego mirar por todo el local un asiento para nosotros. Por suerte no estaba tan lleno. Decidí que lo mejor era sentarnos junto a la ventana que da vista a un solitario callejón. Tomé la mano de mi novio y lo llevé conmigo hasta la mesa. Tras nosotros nos seguía Greta.

—Una pizza entera mixta, y dos latas de Coca-Cola— ordenó Aleksander. Greta anotó nuestra orden en la pequeña libreta que traía en sus manos y luego se fue.

Estupida— murmuré fastidiada

—¿Estas celosa?— pregunto divertido

—¿Celosa?, ¿De ella?. Ni que estuviera loca. Soy demasiado comparado con esa— dije con egocentrismo.

CataniaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora