• Cuarenta y cuatro •

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¿Recuerdan cundo dije que sería un caos difícil de ocultarle a la prensa?

Pues fue así.

Al día siguiente a primera hora, en todos los noticieros, periódicos, redes sociales y cualquier medio de comunicación existente, transmitieron la noticia;

Esteban Quintero, vicepresidente de la importante empresa de los Mebarak, falleció del día de ayer en horas de la tarde. Según información; cayó del último piso del edificio Mebarak.

Suspiró frustrada, esto se volverá un caos legal y no tendré tiempo para ocuparme de ello.

—Cata, tranquila, podrás con todo lo que se avecina— alentó mi prima Magdalena. Ella ha venido muy temprano está mañana junto con Lisbeth y Leonardo. Ahora nos encontramos almorzando en el jardín de la villa, hace un agradable día que me apetecía darme un suspiro fuera.

Asentí a mi prima, lleve un trozo de carne a mi boca continuando con mi almuerzo.

—No sé si ustedes lo piensan pero, por un momento no agradecen a la constructora porque el cristal no era tan resistente como le hicieron creer al abuelo Mebarak?— comentó Leonardo

—Creí que era la única que lo pensaba— le apoyó Lisbeth y ambos chocaron los cinco para luego reír a carcajadas.

Sin duda ellos son los más felices por el fallecimiento de Esteban.

—No deberían burlarse por la muerte ajena— les reprende Magdalena

—Ay, primita, tú no sabes cómo era el monstruo de Esteban— le dice Lis

—Lo sé, pero no me parece adecuado que festejen de esa manera, para su madre puede ser lo más doloroso, y tú, Lisbeth, vas a ser madre, amarás a ese bebé sobre cualquier cosa, sin importar si llega a ser un monstruo lo amarás porque es algo que brotó de ti, del amor que tienes con tu pareja y el cuál cuidarás sin importar qué.

Lisbeth se queda en silencio meditando las palabras de Magdalena, Lis abrió su boca para decir algo pero inmediatamente la cerró y cubrió su boca con su mano, rápidamente se puso de pie y se fue corriendo dentro de la casa

—Gracias a Dios yo nunca pasaré por un embarazo. Amén— dijo Leonardo antes de ponerse de pie y acompañar a Lisbeth

Sonreí al verlo marcharse. Lisbeth es tan afortunada de tener a Leonardo en su vida, ha estado para ella y sin duda es un amigo leal que estará a tu lado sin importar la decadencia.

—Cata, quiero aprovechar que estamos asolas para entregarte esto— Magdalena llamo mi atención mientras sacaba unas carpetas de su mochila —Espero que pueda ayudarte con lo que buscas.

Tomé las carpetas en mis manos y las abrí para hecharles un ojo, información de mis hijos, transferencias, cartas y documentos son lo que encuentro.

—Gracias Magdalena, te debo una grande.

—Lo hago con gusto, Cata. Siempre que me necesites y yo pueda ayudarte, no dudes en buscarme

Y así iba a ser.

Pasamos el resto de la tarde llena de pláticas y poniéndonos al día de todo. Lis me contó sobre el padre de su bebé, Andrés. Leonardo sobre su pareja la cuál se llama Luis, y, el prometido de Magdalena quién para mí sorpresa es Felipe, hijo del señor José, socio de la empresa, y quién es completamente diferente a mi prima.

Sonrió de emoción al saber que ellas son felices. Felicidad que quiero que perdure para toda sus vidas.

Sin embargo, aquí y ahora me gustaría saber cómo es la vida de mis hermanos, Jafet, Jarek, y aunque me cueste admitirlo, me preocupo por Milán. ¿Que será de ellos en este momento?

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