• Treinta y cinco •

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ALEKSANDER.

Odiaba rotundamente ver a mi mujer llorar. Y cuando quise ir con ella para calmarla un poco, el señor Francis inició una conversación para alejar el silencioso e incómodo momento.

Tal vez debería dejarla a solas unos minutos para que pueda calmarse. Y aunque no me gusta mucho esa idea, le daré tan solo unos minutos. Aún no se el paradero de Esteban, y aunque estoy en mi territorio, temo que ese idiota logré infiltrarse y hacerle algo a mi familia.

Él solo pensamiento me hace estremecer, y cuando estoy por ponerme de pie para ir tras mi mujer, mi teléfono suena informando de que me ha llegado un mensaje.

Me disculpo con los señores Roux un momento para ver si eran buenas noticias

Yoshida:

Ya lo tenemos, señor.

Y con ello adjunta una fotografía de un hombre amarrado en una silla.

Te tengo rata asquerosa

Guardo mi teléfono nuevamente cuando escuchó pasos acercarse, los gemelos y Caleb, bajan de las escaleras con una sonrisa resplandeciente.

—Papi, ¿dónde está mamá?— me pregunta Bastián al sentarse a mi lado

—Ha salido un momento, pero iré por ella ahora mismo— dije, intenté ponerme de pié pero Caleb habla impidiendomelo

—Si no es mucha molestia, me gustaría hablar con la señora Catania, quiero disculparme con ella

Claro que se tiene que disculpar. No me iba a ir de aquí sin antes obligarlos a que se disculpará con mí mujer

—Se encuentra fuera. Al terminar entra con ella, está haciendo mucho frío— le dice su padre. Caleb asiente, toma su abrigo para salir de la casa.

Ashton se sienta junto a la señora Jessica, para pasar las últimas horas lo más juntos que puedan.

—Espero que Ashton pueda continuar con el fútbol. Tiene un gran futuro por delante— dice el señor Roux

—Así será señor Roux, así como Bastián seguirá con el Ballet y el piano, Ashton seguirá con el fútbol, y toda cosa que les interese hacer— aseguré

El señor Francis sonríe a gusto con mis palabras.

Unos minutos después, la puerta de la casa se abre entrando mi mujer y tras ella la sigue Caleb.

Ella se quita el saco y lo pone en el perchero antes de acercarse, Bastián se pone de pie para que Catania se siente a mí lado. Bastián se hizo a su lado.

Tomó su mano y beso sus nudillos que se encuentran helados por el clima de afuera. Cometió el error de no ponerse guantes, ni bufanda. Lo menos que quiero es que se resfrié por el cambio repentino de clima.

—Me alegra que hayan hecho las paces— dice la señora Roux con una sonrisa

—A mi igual. No quiero estar separado del enano en el último día— dice Caleb al sentarse junto a Ashton para molestarlo.

—¡No soy enano!— se queja Ashton

—Claro que sí.

—Claro que no. Luke era el enano.

—No me metan en sus peleas— Habla Luke por primera vez desde que nos sentamos aquí

El chico ha estado sentado tecleando su teléfono sin prestar atención a lo que sucede a su alrededor.

—Cuando estén todos juntos… ¿Vivirán aquí en Alemania?— la repentina pregunta de Daniels, nos toma por sorpresa.

El pelirrojo tampoco había comentado una palabra desde que nos sentamos, hasta este momento.

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