𝟏𝟑

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La alarma despertó a Spreen. Este se levantó de repente, sentándose en su lugar.

Apagó su alarma a su lado. Por alguna razón, su respiración era acelerada. Sus mejillas ardían.

Y ahí fue cuando se dió cuenta, ¿Realmente había soñado eso?

── Ugh...── Se quejó mientras pasaba sus manos por sus ojos. ── ¿Cómo voy a soñar eso?...

Apoyó su mentón en su mano y su mirada quedó fijamente en algún rincón de la habitación mientras pensaba en su sueño.

── Se veía y sentía tan real...── Dijo en un susurro para sí mismo. La puerta se abrió de repente, asustandolo.

── Spreen, levanta- ── Era su padre; Vegetta. Interrumpió su llamado en cuánto lo vio ahí sentado. ── Oh, ya te levantaste, eso no se ve todos los días. ── Habló entre risas el mayor. ── Anda, cambiate y baja, Chiqui.

Spreen ignoró la burla de su padre y le hizo caso. Con algo de vagancia, se levantó de su cama y se dispuso a buscar su uniforme para luego cambiarse.

Una vez que lo hizo, bajó hasta el comedor, donde se encontró con un somnoliento Rubius, que no sabía ni donde estaba sentado, y un animado Vegetta haciendo el desayuno.

── Buenos días, pa'. ── Saludó al oso café.

── Buenos días, hijo. ── Saludó este vagamente.

── ¡Aquí tienen! Sus desayunos. ── Dijo animadamente el azabache mayor, dejando dos platos con panqueques delante de ambos, y una taza de café para Rubius. ── Disfruten. ── Finalizó tomando su café.

── Gracias, Veg. ── Agradeció el oso mayor, comenzando a comer.

── Gracias, pa'. ── Agradeció el menor, imitando a su padre.

[✰]

Ya al terminar su desayuno, Spreen fue con Rubius hasta la escuela. Se despidieron y fueron cada uno por su lado.

Cuando Spreen entró al salón, no había casi nadie. Solo estaban Mariana, Quackity, otras dos chicas y chicos.

── Spreen, ¿Cómo estás, mien? ── Saludó el de lentes, alargando aún más la 'e' de su nombre.

── Todo bien, amigo, ¿Vos qué onda? ── Contestó este, sentándose en su lugar.

── Pues aquí, viviendo, esperando a los demás. ── Respondió de manera calmada.

Estos siguieron charlando. Eventualmente, los demás fueron llegando.

Hasta que...finalmente él había llegado.

── ¡Roier, al fin llegas, culero! ── Dijo Mariana al ver a su amigo. El profesor aún no llegaba, así que no tuvo miedo en insultarlo.

Roier solo rió ante eso. Saludó a todos y finalmente se sentó al lado del oso.

Spreen lo saludó, Roier le sonrió. Y recordó su sueño.

Sus mejillas se tiñeron de un rojo carmesí, que para ser él, se notaban bastante. Podía sentir como ardían. Quiso morir en ese momento y rogó porque Roier no lo note, aunque sea muy visible. Bueno, con lo distraído que es, tal vez no lo haga.

Se había puesto nervioso también, pero eso si lo disimulaba.

── ¿Y qué me cuentas, Sprin? ── Habló Roier. Sin respuesta alguna del contrario. ── ¿Spreen? ── Preguntó otra vez, llamando la atención del oso.

── ¿Uh? Perdón, no te escuché, ¿Qué pasó? ── Le respondió con una sonrisa nerviosa (que Roier no notó).

── ¿Estás bien? ── Miró preocupado al oso.

── Sí, todo bien, vos tranqui. ── Respondió. Y antes de que Roier pudiera responderle también, el profesor Juan entró saludando a todos.

Spreen solamente se hizo el tonto e ignoró totalmente las preguntas de Roier.

Después de todo, después de soñar que lo besaba, ¿Cómo creían que se iba a poner?

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[✎﹏] Volví, y para hacerlos sufrir. Sip, todo fue un sueño, de nada.
Y nada que ver, pero miren que sonó cuando escribí la parte de Roier y Spreen.

Es su canción literal. Bueno, nada, eso nomas, ¡Bye!

𝐀𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬...¿𝐎 𝐚𝐦𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬? >>𝐒𝐩𝐢𝐝𝐞𝐫𝐁𝐞𝐚𝐫<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora