𝟐𝟕

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Spreen pasaba más tiempo con Roier ahora.

── Roier pasa mucho más tiempo con Spreen, ya ni siquiera me hace caso. ── Mariana se encontraba hablando con Jaiden y Baghera. Ambas chicas de vieron para seguir escuchando las quejas del de lentes, aunque no estaba realmente molesto. ── Andan demasiado pegados esos dos.

Así continuaron durante un rato.

De mientras, Spreen y Roier se encontraban en unas bancas hablando.

Estaban en las canchas donde hacían Ed. Física, esperando a que el profesor termine de darle clases al otro curso.

── Y así es como me está yendo en el club. ── Dijo Roier después de contarle sus días en dicho lugar.

── Fua, re bien te está yendo. ── Habló asombrado el oso. Eso no duró mucho. ── Y que raro, si sos malísimo jugando. ── Molestó al castaño, quien lo vió ofendido.

── ¿¡Eh!? ¿¡Cómo!? ── Exclamó, sabía que era una broma por parte del oso. ── Mira quien habla, el señorito "Juego solo y no necesito pasar la pelota".

── Por lo menos no le herro al arco cuando pateo. ── Contraatacó el oso viéndolo burlón.

── Eres un pendejo. ── Lo insultó el castaño.

── Ehh, pará, ¿Qué bardeas?

── ¡Tu empezaste, pendejo!

── Uhh, no te aguantas ni una.

Roier le golpeó el brazo en broma.

Spreen se la devolvió.

Y las risas comenzaron.

Así se llevaban. Primero una charla normal, luego las bromas, los empujones juguetones y por último las risas.

Todo marchaba bien. Todo con Roier estaba bien para Spreen.

Volvió a mirar al castaño.

Su mirada se perdió en aquellas facciones, que para él, eran hermosamente fascinantes; su piel morena, aquellos ojos marrones oscuro, ese pelo castaño semi-arreglado, siendo detenidos los de su frente por aquella bandana azul que siempre solía llevar. Sus labios, que solían estar secos y a veces dañados por lo desalineado que solía ser, pero que amaría poder besar alguna vez.

Sí, estaba viendo de más. Apartó su vista, con un notable sonrojo en sus pálidas mejillas, viendo al piso lleno depiedras, como si deseara encontrar algo entre ellas.

── ¿Y tú que me cuentas? ── Habló repentinamente el castaño, devolviendo su mirada al oso.

── Nada, la verdad. ── Contestó aún sin verle. ── Re al pedo yo.

── ¿Y cómo vas en tu club? ── Indagó más Roier.

── Re bien. ── Dijo simple. ── Por ahora no tengo dificultades en nada.

── Ya veo. ── Contestó el castaño. ── Seguramente, si juegas así de bien.

Spreen lo vió de reojo. Sus mejillas realmente ardían en ese momento.

── Pero aún creo que deberías jugar con los demás, pendejo. ── Ya le parecía raro que no haya algún "insulto".

── Sos un pelotudo, ¿Sabías?

── ¡Ehhh, pelotudo, conchudo! ¿Quién es el que insulta ahora? ── Dijo el castaño, tratando de imitar el acento del otro.

Así continuaron durante un rato, hasta que el profesor los llamó finalmente.

Sí, Spreen se sentía más cerca de Roier ahora.

٭────────────٭

¡Holaaa!
Dios mío, yo juro que amo a estos dos. Eles são meus pais.

Emm, nada, eso.

¡Bye!

Atte: Zer_Ram.

Pd: Hoy cumplimos 6 meses desde que publiqué la historia, yoro.

𝐀𝐦𝐢𝐠𝐨𝐬...¿𝐎 𝐚𝐦𝐚𝐧𝐭𝐞𝐬? >>𝐒𝐩𝐢𝐝𝐞𝐫𝐁𝐞𝐚𝐫<<Donde viven las historias. Descúbrelo ahora