CAPÍTULO 14

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— ¡LOS CENTINELAS NO SE DIERON CUENTA! — Kogan golpeó con fuerza el escritorio al enterarse de que su luna había logrado burlar la seguridad que habían mejorado hace dos días.

— Roland y un grupo de guerreros la persiguen por el bosque — informó Clair a su alfa.

— ¿Está en el bosque? — preguntó con asombro. — ¡¿Cómo llegó tan lejos?! — exclamó enojado, mirando a su beta.

Clair, siendo la tercera al mando, había sido dejada a cargo de su luna debido a su inteligencia y fortaleza. Se había ganado su lugar al derrotar a varios de los mejores lobos. Otra razón por la que fue elegida como beta fue que nunca había mostrado lujuria hacia su alfa como lo hacían otras lobas. Muchas deseaban ocupar el lugar de la media luna, ya que se pensaba que la pareja de Kogan estaba muerta. No era normal que un licántropo alfa estuviera sin pareja durante siglos, y había muchas ansiosas por ocupar ese lugar.

Kogan y Clair no tardaron en llegar hasta donde Roland tenía a Cristal acorralada. Al ver que su luna había logrado alejarse unos kilómetros de distancia, Kogan esbozó una ligera sonrisa orgullosa. Esa mujer era digna de ser su pareja; nunca un humano había llegado tan lejos.

— Luna, no se resistas y regrese — le decía Roland, pero Cristal se encontraba alterada.

— ¡No quiero... estar... aquí...! — respondió Cristal, respirando con desespero. — ¡¡DÉJAME IR!! — gritó al ver a su captor.

— Nunca te irás, ¡Tú eres mía! — aseguró Kogan de manera posesiva al llegar. Cristal lo miraba con mucho enojo y observaba a todos quienes la tenían rodeada. Estaba tan enfocada en las personas en frente de ella que no se percató de la presencia de alguien más tras ella.

— ¡NO TE ATREVAS A TOCARLA! — gruñó Kogan, furioso al ver a un gamma intentar sujetarla. Sabía que quería atraparla, pero no permitiría que el olor de otro quedará en la piel de su pareja.

En ese momento Cristal sintió unas manos apretar con fuerza su brazo. El temor la invadió. En este punto, se sintió un ambiente hostil hacia ella, y antes de que ese sujeto hiciera otro movimiento, Cristal se inclinó hacia adelante, sujetando el agarre de esa persona y, en un rápido movimiento que había aprendido años atrás, lo lanzó por los aires con todas sus fuerzas. El gamma, con su rápida agilidad, giró su cuerpo y cayó de cuclillas, apoyando sus manos en el suelo, asombrado por lo que acababa de ocurrir.

— ¡WAO...! — soltó Roland, sorprendido, al ver lo que su luna había hecho.

— ¡Al parecer, mi conejo sabe trucos de magia! — espetó Kogan asombrado, con una enorme sonrisa en sus labios complacido por lo que Cristal había hecho.

Kogan sin detenerse a preguntar como su luna había logrado tirar a un licántropo, creyendo que la acción de su luna solo había sido un golpe de suerte, se balanceó hacia ella.

Cristal ya no sentía dolor por el maltrato recibido, y al ver que ese bastardo se acercaba con intenciones de capturarla y volver a encerrarla, esquivó sus agarres con gran agilidad, moviéndose rápidamente hacia un lado. Luego contraatacó lanzando fuertes puñetazos, que Kogan, al igual que ella, logró esquivar.

"¿Dónde aprendió a pelear?", pensó Kogan sorprendido al ver a como su pareja se defendía ferozmente. Esos golpes no serían nada para él, ya que, como licántropo, un humano nunca estaría a la altura de sus fuerzas. Él, con una ligera sonrisa, continúa esquivando con facilidad cada uno de sus movimientos. Cada día deseaba más a esta mujer.

Él continuó lanzando distintos ataques, aunque en su mayoría jugaba con su pareja. Cristal esquivaba fácilmente muchos de sus movimientos, y fue en ese momento, al observar sus posturas, que Kogan comprendió que su luna había recibido entrenamiento militar.

APODERÁNDOME DE MI LUNA HUMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora