CAPÍTULO 70

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— Roland, me acaba de indicar que regresemos — les comenta Ahir a sus compañeros. Él, junto a Sam, Clair y Xander, partieron días atrás hacia la frontera, conscientes de que su presencia no sería necesaria en ese lugar. — El alfa Hiro se está anuente de que muchos de nuestra manada y nosotros no estamos en nuestra máxima capacidad; él se hará cargo de las fronteras por algunas semanas —.

Cuando Kogan se perdió, muchos de sus guerreros, incluyendo a sus betas, resultaron heridos. Numerosos lobos sanadores, junto con otros grupos de lobos, tuvieron que abandonar las fronteras, dejando áreas vulnerables. A pesar de recibir esta ayuda del alfa Hiro, los betas de Kogan no se quedaron de brazos cruzados, priorizando la seguridad hacia su luna.

— Entonces, volvamos — dijo Sam, recostado sobre un árbol y abriendo sus ojos, mencionó — Es como dices Ahir, no estamos haciendo nada; el beta Leandro tiene todo bajo control —, aseguró.

— A pesar de nuestro agotamiento, decimos venir por nuestra luna. Había probabilidad de que alguna manada enemiga notara esos vacíos en la frontera y entraran al territorio — habló Xander con un semblante muy serio, recordando todo lo ocurrido días atrás y apretando los puños, siendo una señal de que su enojo persistía — Se nos ha enseñado por miles de siglos a cuidarnos mutuamente, nunca pensé que algún día llegáramos a ser traicionados por un miembro de nuestra propia manada —, mencionó con mucha decepción.

— Pienso lo mismo — aseguró Sam a Xander. Él elevó su rostro mirando el cielo y dijo — Si tan solo Clair y yo hubiéramos ignorado el llamado de Roland, habríamos sacado a nuestra luna de la guarida del lobo; así, nada de esto hubiera sucedido —, terminó de decir suspirando, porque él también llevaba sobre sus hombros un peso de culpa. Si en ese momento hubiera sabido que Clair era una esmeralda, él hubiera rechazado ese llamado de su beta.

Las palabras de Sam hicieron que Xander y Ahir se miraran mutuamente.

— ¿Por qué lo ocultaron? — exige saber el muy callado Ahir, recordando que a ellos no se les habían mencionado esta advertencia — Si nos hubieran mencionado que esto pasaría, ¡yo también te hubiera creído! —, vociferó el sexto, fijando su mirada en dirección de una muy silenciosa Clair, quien miraba los límites del territorio sin parpadear y sin mencionar una palabra.

— Ahir, Clair, juro no mencionar que era una esmeralda — les recordó Sam — Además, ella nunca me habló sobre su visión; solo me indicó que el alfa Tou iba a lastimar a la luna —, les aclaró.

— ¡Debiste mencionar que la viste morir! Así, Roland y el alfa hubieran escuchado tus palabras — anexo Xander con enojo, sin importarle los sentimientos de Clair, y Sam se levantó e inició a gruñir.

— ¡No lo digas como si Clair hubiera deseado que eso sucediera! — le reclamó Sam a Xander, sabía que él estaba enojado, pero no iba a permitir que él le hablara de esa manera.

Sam recordó esa noche del pacto de su luna, en la que Roland le ordenó llevarse a Clair. Nunca la había visto tan preocupada, frustrada y enojada. Ahora que lo pensaba, esa podría ser la razón de haber creído en sus palabras cuando le mencionó que el alfa Tou lastimaría a su luna.

— ¡Desde el primer momento ella debió decir que veía nuestra luna morir! — volvió a soltar Xander, gruñendo a Sam. Ambos estaban por agarrarse a golpes, Ahir, con un semblante de tranquilidad, solo los observaba sin intenciones de detenerlos.

— ¡Cálmense los dos! — La intromisión de una voz autoritaria hizo que Sam y Xander dejaran sus deseos de enojo a un lado; ambos inclinaron sus cabezas en señal de respeto ante la presencia del beta Leandro. — Son los betas que Kogan eligió; deben comportarse como es debido —, les regañó con tranquilidad emergiendo del frondoso bosque.

APODERÁNDOME DE MI LUNA HUMANADonde viven las historias. Descúbrelo ahora